Romance de una
niña madre
Aún brillaban en
sus diamantes
la inocencia y el
verdor,
rondaban en su
carita
la alegría y el
candor
haciendo reír la
luna
sonrojada en su
rubor.
No mucho creció la
niña
no tanto para el
amor,
mas un rufián que
robó
de su castillo el
pendón
dejó en su vientre
de mimbre
el golpe de un
corazón.
Nunca conoció al
amor
sólo su cuerpo
ofreció,
y de una muñeca
negra
a un niño rubio
pasó
sin vivirla la adolescencia
la que su tiempo
ignoró.
Ahí pasa la niña
madre
maduró sin
pretensión
camina muy
azorada,
se diría con sopor
llevando en sus
brazos tiernos
el golpe de un
corazón.
Felipe Angellotti
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