19 de enero de 2020

Solitario escorpión de amarillo purísimo Con erecciones que delatan la guerra, María Meleck Vivanco


Solitario escorpión de amarillo purísimo
Con erecciones que delatan la guerra 
  
  
    Bajo las puras rosas  Las palabras más áridas resisten
    Bermellones y negras fulguran casuarinas  
    Languidecientes  brotes y viento atribulado
    Atadas están al carruaje del sol y a la desolación del mundo
    Acompañan postales con dinamita y gritos de locura
    Pronto desaparecen todos los ruidos del amor  
    Mezclados  con amuletos consumaciones y presagios  
    Amor que se complace con herejías y reniega del hombre
    Piratas como dioses sellan la última puerta  
Como mudos sonámbulos de otro lagar oscuro
De otro violín de infortunada melodía
Texturas para un cielo que contrasta el furor  
Doble corona
De infaustas mariposas
Paneles que se cierran por adentro
Huestes que ardieron antes y yacen apagadas recubiertas de sal  
En cautiverio  
Solamente nube rizada de pólvora y ángel desvelado
Oh aldeas enterradas y lábiles como el fino temblor
Espacios de inocencia  
Nieve de la tristeza que encanece jardines  
Llamador insistente en la desierta alcoba abandonada
Aquietad remolinos  
Tened piedad en esta angustia larga
Resistid el escombro de inauditos recuerdos  
Porque en Ruanda aún se abren blanquísimos capullos
Y en Ruanda todavía los espejos resplandecen.


María Meleck Vivanco

No hay comentarios:

Publicar un comentario