13 de enero de 2020

Olga Orozco (en memoria), María Meleck Vivanco


Olga Orozco (en memoria)

Acróbata y nadadora del rocío
Color de noche su piel, seda que hoy flota luminosa, como abanico de
mediatarde sangrando en la faena de los toros  
Ella elevó sus indulgentes claros ojos a zonas del espanto que yerguen
una figura del olimpo. Seducida por la hidalguía del océano, miraba
 fijamente los corales Y como Cristo, sus labios resplandecían crueles
 entre vinagre y agua
Sacrificando en el deleite su forma de abigarrada luna, de maga en los jardines
 de la cábala, con su ejercicio suspirante del amor
 Cuando el mun­do era santo del ritual del milagro Los glaciares,
 cataratas de lágrimas Y los pájaros se bienvenían en sus deseos
 de cristales inalcanzables y de espejos mordidos
         Ay estrella delicada de la mañana, que eligió en la belleza
 su desamparo ¿Acaso somos los sobrevivientes del salvaje suicidio de su dulzura?
         Por que te fuiste temeraria en vilo, desafiando las máscaras de la
eternidad
Ocultando para siempre la salida del sol

María Meleck Vivanco

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