BALNEARIO
El agua se abre de brazos frescos
para estrecharme
tras la recién pasada siesta.
El sol dibuja mapas
en las espaldas desnudas.
Traza el aire sus signos peculiares
que acarician la faz de mis anhelos,
entregándome un tiempo generoso
que se queda en mis horas
con la póliza
del abrazo,
del amigo,
del poeta
apretando los puntos cardinales
en un latir de sangres hermanadas.
Hay fundado un “encuentro” que regresa
tras un pulso estival de golondrinas.
Oscar Guiñazú Álvarez
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