Arriba y
abajo
a Hölderlin
Arriba nada
ha cambiado en todos estos años:
la luna sobre
el álamo,
la cresta de
los techos,
el altillo
donde el señor Scardanelli
reverencia
cada día a sus huéspedes.
Abajo
crecieron y tuvieron hijos,
van y vienen
por vituallas y noticias,
o vuelven
como ahora de enterrar algún muerto
y saludan de
paso al carpintero vecino
que tiene
como inquilino a un dios.
Horacio Castillo
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