31 de marzo de 2019

Temor y Temblor, Osvaldo Guevara


Temor y Temblor

Si se ha sufrido
hasta el tuétano último
qué difícil
olvidar el futuro.

Osvaldo Guevara


De Sin pena en la palabra, Edición de Autor (Código Gráfico), Villa Dolores, Córdoba, Argentina, 2007

30 de marzo de 2019

Osvaldo Guevara leyendo su poema La cajera del super




Osvaldo Guevara leyendo su poema La cajera del super 
Videopoetico Café Literario del Jueves 8 de Marzo de 2012, en Quo Vadis Café, Sarmiento 341 (Al lado de Tribunales), Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue La Literatura femenina. Organiza Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento

29 de marzo de 2019

Frustración, Osvaldo Guevara


Frustración



Siempre deseando verte y no consigo

ni lo que dura el humo tu presencia.

Sólo la soledad y la violencia

de algún recuerdo dulce como un higo.



Mis poemas y todo lo que digo

con palabras de enérgica frecuencia

se lastiman en vos como la urgencia

de una mano asustada en un postigo.



Voy comprendiendo que no soy tan fuerte.

Me abandono al silencio y a mi suerte

como un soldado al sueño en su trinchera.



Y cuando llueve –como ahora– y cierro

estos ojos sin fe soy como un perro

esperando que pase la perrera.



Osvaldo Guevara

De Siempre deseando verte…   -Selección amatoria-

Cartografías ediciones, Río Cuarto, 2010

28 de marzo de 2019

Osvaldo Guevara, Soneto noctámbulo


Soneto noctámbulo

Deambular. Sin horario. Sin destino.
Atravesar, silbando, el largo puente.
Seguir a esa muchacha indiferente.
Detenerse, de pronto, a tomar vino.

No saber del amor ni el desatino.
No pasarse la mano por la frente.
Ser lento porque sí. Ser un ausente.
Caminar sin volver. Ser el camino.

Y nada más. Y todo. Y lo que espera
en la sombra que no nos ensombrece.
Y otra vez, calle adentro, calle afuera.

Y pasar. Sin que conste. Sin que pese.
Pensar que llegará la primavera.
Y alguna vez mirar cómo amanece.


Osvaldo Guevara
De Los zapatos de asfalto (1967)

27 de marzo de 2019

Poemanombre, Osvaldo Guevara


Poemanombre

Para vos, que preguntaste, irónica:
¿Ahora a mi también me vas a escribir
un poema?


Si este poema fuera algo tangible,
algo latiente, vivo, algo más que palabras
como un pan o un ladrillo,
como el pan que se sienta a la mesa del pobre
o el ladrillo que le alza la casa hasta la altura
del aire que transpira,
si este poema fuera como un diente de sangre,
de esa sangre que aun rota le muerde el ojo al dólar,
si este poema fuera los dedos que les faltan
a las manos de América, cortados por las balas,
si fuera al menos parte, el olor, el tamaño
de esos besos que fundimos en la noche de lluvia
sobre un jeep al que entramos sólo porque allí estaba
como se entra en un árbol o en una calesita,
si fuera una granada, una saliva, un puño,
te lo daría, amada, ay mi amor, te lo daba,
por correo, seguro, te lo mandaba ya
con una mariposa postal de ávido vuelo.
Pero es sólo un papel que me duele en la mano,
sólo una tinta inerte como sangre de muerto
(hablo de este poema y no de todos, claro)
y yo para vos quiero, ya sabes, lo viviente,
lo que respira o pesa, algo mas que palabras.
Por eso ahora mismo lo emborrono, lo tacho,
por eso ahora mismo pongo tu nombre al dorso,
un graciela violento, mural, desorbitado
con una panfletaria letra en rojo, nocturna,
ahora mismo estrujo este papel inútil
que sin embargo al dorso le nombra en alarido,
lo ovillo, apelotono, crispo, convierto en piedra,
una pequeña, fuerte, nominal piedra clara
y ahora mismo también salgo a la calle, salgo
para tirárselo, no a cualquiera, se entiende,
por ejemplo a la cara de un bancario ascendido,
a un cabal propietario de vaquitas ajenas,
a un tendero al acecho, a un prestamista rápido,
a un extremista teórico como insulto en voz baja,
a cualquier presidente, en fin, de la desgracia,
le tiro el papelito, tu nombre, piedra mía,
le tiro con tu nombre, con tu nombre lo corro,
fijate, con tu nombre, tibio como los yuyos,
con tu nombre , fijate, que en migas doy a un pájaro,
tan luego con tu nombre, fijate, que es de azúcar
pero que yo enarbolo como piel de batalla
porque sé que sabés de qué lado está el sol,
que hay armas como flores, que hay barbas que son luces.
Le tiro, te lo juro, no a cualquiera, de acuerdo,
pero le tiro, hermosa, lo golpeo, graciela.

Te imaginas qué gloria, te das cuenta qué gracia,
voltear muñecos turbios con tu nombre consigna,
abrir sitio en la tierra a gracielazo limpio.


Osvaldo Guevara
De Siempre deseando verte…   -Selección amatoria-
Cartografías ediciones, Río Cuarto, 2010

26 de marzo de 2019

Video de Osvaldo Guevara sobre la critica literaria y el tiempo




Osvaldo Guevara opinando de la critica literaria y el tiempo, sobre Pablo Neruda y el tiempo, analizando el poema Romance del prisionero, hablando de Quevedo y leyendo su soneto Cántico. 
Videopoético del Café Literario del Jueves 29 de Julio de 2010, en La Vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue El Tiempo y coordino la velada Rafael Horacio López.

25 de marzo de 2019

Un palacio de cristal, Juan L. Ortiz


UN PALACIO DE  CRISTAL...

Un palacio de cristal
rodeado de sombras
azotado por las olas de las sombras.
¿Era esto la vida?
¿Pero es la muerte la sombra invasora?
Venimos de la vida, de la gran vida,
y hacia la vida, la gran vida, vamos,
a través de una forma efímera
hermana de la piedra y del arco-iris, sí, Marie Colmont.
Es el retorno, entonces, la muerte.
amiga de la voz segura y luminosa
que nos muestra los hilos infinitos, todavía trémulos,
que nos ligan a todas las criaturas del universo, en espera.
Sí, desde el abrazo humano, como tú dices,
nos elevaremos a la gran hermandad.
Desde la casa segura y limpia de la tierra,
desde la casa hermosa y noble,
en medio de las triunfantes aventuras,
por entre las fuerzas misteriosas que ceden,
la criatura humana entablará las más puras relaciones
con todas las cosas que tiemblan en su halo sensible
esperando nuestras miradas amorosas y nuestras caricias inteligentes.
Y con los animales, sí, con todos,
vidas todavía tan misteriosas y turbadoras.
¡Con todo!
Hay tantas cosas, tantas vidas,
que nos miran y nos esperan!
Tantas vidas que se consumen de espera!
Vidas las más increíbles, sí: una agua azulada,
una nube, un tallo de hierba, un árbol en la tarde,
el color de una tarde; más, si queréis,
una tarde sin color que sólo algunas flores señalan.
Tantas vidas: los animales y las cosas.
Pero desde el abrazo humano sí,
se organizará la ronda cósmica con cantos
o con miradas atentas.
La muerte no existirá con su fisonomía egoísta
en que el hombre, ciertos hombres, han esculpido los rasgos de su miedo,
o de sus "valores" ah, tan dependientes de muy "pequeñas" cosas.
La muerte, la gran sombra, la zona oscura de las fuerzas bullentes,
de donde surgió nuestra "forma", el equilibrio,  ¿el equilibrio?
de nuestro momento tendido,
ah, secretamente tendido,
hacia todas las llamadas anhelantes de la creación.

Juan L. Ortiz
De El ángel inclinado (1937)