Plaza Mojada
Como ha llovido oh plaza! todo el día,
no eres más que un rincón abandonado.
Se trenzan en arroyos los caminos,
puja bajo la arena el sucio barro,
la lepra que corroe las estatuas
parece que ha crecido y se ha esponjado,
y tú, siempre inclinada de parejas,
murmuras una ausencia en cada banco.
Del refugio del guarda, receloso,
sale un pobre gatito todo tacto.
Sombra, humedad, silencio, soledad,
y un tumido airecillo de pecado.
Alrededor un despegar de llantas
y farolillos verdes y encarnados:
mariposas fugaces en la niebla
o peces de color en el asfalto.
Y focos, sucedáneos de la luna,
y ventanas de luz en los palacios,
el te en espiras, circular el beso,
tal vez la fiesta y el dolor ahogado.
Y yo como un fantasma por la plaza,
de impermeable y de sombrero blando.
Baldomero Fernández Moreno
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