31 de octubre de 2018

Correspondencias, Charles Baudelaire



Correspondencias

La naturaleza es el templo donde vivaces pilares
dejan salir a veces confusas palabras;
el hombre atraviesa bosques de símbolos
que lo miran con ojos familiares.

Como esos largos ecos que de lejos se fusionan
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche y como la claridad,
los perfumes, los colores y los sonidos se manifiestan.

Es que hay perfumes frescos como carnes de niños,
dulces como oboes, verdes como praderas
y otros, corrompidos, ricos y triunfantes.

Obteniendo la expansión de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos.

Charles Baudelaire
Versión de José Luis Colombini


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