25 de agosto de 2018

Los negros, Federico García Lorca

LOS NEGROS







                                                                                   Para Ángel del Río.





NORMA Y PARAISO DE LOS NEGROS





Odian la sombra del pájaro

sobre el pleamar de la blanca mejilla

y el conflicto de luz y viento

en el salón de la nieve fría.





Odian la flecha sin cuerpo,

el pañuelo exacto de la despedida,

la aguja que mantiene presión y rosa

en el gramíneo tabor de la sonrisa.





Aman el azul desierto,

las vacilantes expresiones bovinas,

la mentirosa luna de los polos,

la danza curva del agua en 1a orilla.

Con la ciencia del tronco y del rastro

llenan de nervios luminosos la arcilla

y patinan lúbricos por agua y arenas

gustando la amarga frescura de su milenaria saliva.





Es por el azul crujiente,

azul sin un gusano ni una huella dormida,

donde los huevos de avestruz quedan eternos

y deambulan intactas las lluvias bailarinas.





Es por el azul sin historia,

azul de una noche sin temor de día,

azul donde el desnudo del viento va quebrando

los camellos sonámbulos de las nubes vacías.





Es allí donde sueñan los torsos bajo la gula de la hierba.

Allí los corales empapan la desesperación de la tinta,

los durmientes borran sus perfiles bajo la madeja de los caracoles

y queda el hueco de la danza sobre las últimas cenizas.





Federico García Lorca

De Poeta en Nueva York

Los poemas de este libro están escritos en la ciudad de Nueva York el año 1929 1930, en que el poeta vivió como estudiante en Columbia University.

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