Barridas
Pulvis et umbra sumus
Horacio
Encorvándose
aun más
barre
su vereda.
La
escoba es en sus manos
una
llama seca.
Sin
contemplar la tarde
barre
la tierra.
Espanta
al perro impávido
que
alza una pata aviesa
junto
al árbol gris
que
sueña acaso otras veredas.
Derrumbándose
el crepúsculo
convierte
al polvo de la calle en niebla.
Un
carro oscurecido
cruje
en sus ruedas.
El
adulto mayor
barre
su propia sombra
barre
la luz que queda.
Tal vez
piense que pronto no podrá
espantarse
la tierra.
Osvaldo
Guevara
De Sin
pena en la palabra, Edición de Autor (Código Gráfico), Villa Dolores, Córdoba,
Argentina, 2007
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