19 de diciembre de 2017

Letanía del ciego, Carlos Bousoño

Carlos Bousoño
Biografía

Nació en Boal, Asturias, en 1923. A los dos años sus padres se trasladaron a Oviedo, donde transcurrieron su niñez y adolescencia. Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y se trasladó a Madrid a los diecinueve años. Se licenció en la Universidad Central [hoy Complutense] con Premio Extraordianario en 1946. Se doctoró en Filosofía y Letras en 1949 en esa misma universidad, con una tesis doctoral (la primera sobre un escritor vivo en España) sobre la poesía de Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977. Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor.
Fue profesor de Literatura española en varias universidades norteamericanas [Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New York University, entre otras], y profesor de Estilística en la Universidad Complutense de Madrid, de la cual es hoy Profesor Emérito. Es miembro de Número de la Real Academia Española desde 1980 y doctor honoris causa por la Universidad de Turín [Italia].
En 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es «Honorary Fellow de la Hispanic Society of America». Fue votado durante muchos años el mejor profesor de la Universidad Complutense. Ha sido un deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Su fama como profesor llevó a sus aulas a los más destacados poetas y escritores que estudiaron en la Universidad Complutense, entre los que cabe destacar a Claudio Rodríguez, Mario Vargas Llosa, Francisco Brines y José Olivio Jiménez, entre otros.
 Letanía del ciego



Soy como un ciego
RUBÉN DARÍO



Y tú que tanto amas, tanto ríes,
tanto adivinas y conoces tanto,
¿dónde el escudo para que te fíes,
dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?

¿Dónde el camino que no veo ahora?
Dímelo o llora y el mirar suprime.
¿Es ya la noche que no tiene aurora?
Dímelo, dime.


Y sin embargo tu vivir empaña
mi vivir con un vaho que es ternura,
que es caliente rumor que me acompaña
la noche oscura.


Y sin embargo con tu mano guías
y a tientas toco lo que apenas veo
y digo acaso para que sonrías

lo que no creo.


Y toco apenas y tu bulto aprendo
y torpe sigo lo que tú me indicas.
Lo que no miro, lo que no comprendo,
tú multiplicas.

Tú multiplicas, o quizás es tu invento
porque lo vea aunque quizá no exista.
Entre la noche de mi pensamiento
dulce es tu vista.


Dulce es tu vista, tu mirar risueño
que mira un llano donde estaba un monte
y que a mi alma de temblor pequeño
llamó horizonte.

Dulce es tu vista que miró aquel lago
y lo llamaba alegre mar bravío.
Tu generoso corazón es mago.
¡Lo fuese el mío!



Carlos Bousoño
De «Noche del sentido» (1957)

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