AQUEL
PERRO…
Te
sorprendí en la esquina giratoria de viento.
Me
miraste sin prisa como a un hueso roído.
Y
avanzaste en la punta turbia de mi silbido
hasta
mi ropa fría de vagabundo hambriento.
Y como
a un vagabundo me tuteaste un momento
con tu
hocico ambulante, preguntón y aterido.
Yo olía
a traje nuevo. Te apartaste, cohibido.
¡Ah, no
era de los tuyos! Y te marchabas, lento.
¡Pero
estaba tan solo! Te chisté suavemente.
Comprendiste
mis ojos de ladrón confidente.
Si
hasta el viento en mi espalda era como un cuchillo.
Mi
espera... aquella espera dura y desorientada.
Nos
fuimos juntos. Te iba pensando un nombre (Nada?).
Y
distraídamente te alargué un cigarrillo.
Osvaldo
Guevara
De
Poemas en verso y prosa (Inventario de una obra completa inconclusa)
(1998)
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