9 de marzo de 2017

Adonal, Isidoro Blaisten

Adonal

Adonal iba por el mundo vendiendo las tablas de la ley.
Las llevaba sobre el hombro y pregonaba:
-A dié la tabla de la ley, a dié.
Nunca nadie le compró nada.
Pero cuando murió, un carpintero que también era hebreo, escribió su nombre como escriben los hebreos, de derecha a izquierda. Nunca nadie alcanzó a entender qué quería decir esa palabra escrita sobre la losa con el lápiz de carpintero: IANODA.
Pero eso sí: nadie se animó a borrarla. Ni siquiera la lluvia.

Isidoro Blaisten
De El Mago Editorial del sol (1974)

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