Martirio de las formas
Siento frío
en el viento que nace de tu cerebro
Las llamaradas eternas sueñan con arquitecturas
inextinguibles
Dos pasos atrás
para que el peligro se transforme en una lluvia
amedrentada
Los vigilantes conducen a las holandesas borrachas
y las mujeres escotadas apagan una multitud de luces
Profundidades deslumbradas de esplendores superficiales
por efecto de terremotos incalculables
En las oficinas caminaba por un laberinto de celuloide
En la noche se deslizaba, pensativo, por el corredor del
insomnio
Caja de cartón perdida en un mal humor metálico
Las miradas rechinaban contra las puertas
Esferas fosforescentes rodeadas de soldados paralíticos y
de termómetros rotos
y de pájaros amenazantes y de manos sangrientas, lejanas
que hacen alusión a las rutas inhallables
Silencio transparente
nunca alcanzarás el soberbio olvido de ver
aunque abras la puerta de la vida y te desvanezcas con la
rapidez de un relámpago.
Aldo Pellegrini
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