Intruso en una
aldea de Laos
Ya te están midiendo.
Te van a apagar el fulgor y la insolencia.
Bebes de su agua y el agua te desconoce.
Se ataranta el humo de sus chozas
y esa mujer desnuda se moja con una luz de guerra.
Qué haces en la aldea
rompiendo la hora del que miraba,
sus lugarcitos temblando,
su viejo
nacimiento.
Si no te difuntan es por lástima
a ese pájaro ojoso
que te sostiene, insolado, en un cielo ajeno.
Ni gastan palabras. Así como has entrado,
perderá el oído tu camino.
Que los niños te persigan con piedras,
que las piedras te persigan,
que te expulsen,
que te arranquen la sombra, la tentación y el cuchillo.
Sólo así,
desamparado,
se mira el
desamparo.
Leopoldo “Teuco” Castilla
De Bambú (2004)
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