6 de julio de 2016

Geneve, Enrique Lihn

GENEVE

La luz desplaza, cumple un arcoiris
que se dispersa sobre el lago Leman
y, más allá, se me asimila al cielo.
Árbol del agua en que la luz florece,
limpio trabajo de una fuente: el chorro
que, ociosamente, ajusta los espacios
en el centro de un mar en miniatura.
Genéve, la primavera tiene un nombre
que una bella mujer compartiría.
La soledad no duele. . . convalece
por unas horas que el reloj le cede.
Alguien canta en el lago; pasa el mundo
circundado de mágicas montañas
y niños suizos de la mano. Es tiempo
de observar a los cisnes.


Enrique Lihn

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