Adolfo Este
Quiere penetrar en el recuerdo de cuando
nada era
Se echa a dormir en el eco de las palabras
inútiles
Edades físicas
Oficio de extraviarse sólidamente
No acepta las paredes e hinca su perfil en
la esperanza
Para revelar lo oculto comienza por disipar
lo visible
Sentado en el panorama de las temperaturas
Un termómetro en la mano y la sombra del
mar en la frente
Quien se acerca despacio
Y cuchichea al oído de los mercaderes
desaforados
Se arranca las gafas para ignorar la fuga
inevitable de los
ángeles precarios
se apoya ligeramente sobre el bebedor de
chocolate
mientras los tartamudos
heredan las reverencias
y las mujeres opacas persiguen una
existencia salobre en la
margen del río
Y AMA A MUJERES MÁS OPACAS AÚN QUE EN LA
VIDA
Busca la lógica repugnante de los
coleccionistas de orejas
Le sorprende el día moviendo su cabeza
negativa
La solución sin rostro, distraída, señala
el último límite
Y dos geometrías al revés se abrazan sin
encontrar sus bocas
Mirando cómo caen las enseñanzas adiposas
sobre el tedio preciso de sí mismo
La llama se nutre de planos elípticos
y persigue a lo lejos el caballo fugitivo
de antemano vencido por la sorprendente
similitud de los
tentáculos
Pero consigue llegar por auténticas
nostalgias a actitudes
opuestas
Al marchar se estorba
y siempre fracasa si huye del vigilante ojo
ojival.
Aldo Pellegrini
(1) Este poema lo soñé dicho por alguien
que es incansable hermano; Filidor Lagos. Debe, me parece sea, humillar mi
aguda y asqueante lucidez normal a la omnisciencia del sueño.
* Sin la nota original (1) y bajo el título
“Retrato de Adolfo Este por su doble” este poema reapareció publicado en el
libro: Poesía argentina moderna, ordenada por Horacio J. Becco y Osvaldo
Svanascini, Editorial Pedestal, Buenos Aires, 1953.
Tomado de La valija de Fuego (Poesía
Completa) pag. 52. Editorial Argonauta. (2001)
No hay comentarios:
Publicar un comentario