18 de febrero de 2016

Oda a la fundación de Villa Dolores, Rafael Horacio López

Oda a la fundación de Villa Dolores

“…Vivir en poesía es saber que alguna vez tuvimos raíces, nuestra sangre fue savia y nuestra voz fuego…”  Antonio Esteban Agüero

Palabra en alto

Villa Dolores
sonrisa inmóvil
apretado color
cansada nave
que regresa
para la fiesta del sol.

Pisoteada
dulcemente
por la abeja.

Abierta luciérnaga
Que busca leña
Para su sed de noche
Requesón
de ubre
que en la noche baja
desde una vía
sedienta
como labios
arenosos.

Ciudad
soneto americano
sangre de brotes
cavando el infinito.

Ciudad
con pájaros,
de pájaros,
lloviendo sobre el grito
y la palabra.

Jabonosa piedra
ALJIBE
EN El CENTRO DE LA PLAZA
Mujer que pasa
hombre con el sol a cuestas
perfume de puma
borracho de silencios.

Oh, ciudad
tengo que rendirme
ciudad
en tus casas que no arrancan
pero que huelen
a trabajo
a hombre sencillo
a madera barriendo
porfiadas veredas,
a granos
con rodillas
sangrantes,
a cuerpos
con humores azulados,
a sotanas soñando
con espigas.

Me rindo, ciudad,
Pero déjame abrirte ese
cascarón con soles,
y refundarte,
nuevamente
en el mordisco apedreado
de mi verso,
asi, como hace
ciento cincuenta años,
asi, como la palabra en alto
como buscando a Dios
en la lengua sedienta
de la memoria,
en la piedra original
de tu solemnidad
en los muslos del valle.


Los naturales

En tus raíces, ciudad,
no hubo asentamientos.
Vinieron
Pasaron
Pisaron
buscando la piedra,
el corazón de la montaña,
el calor del cardo
el calor del viento
el sabor alado de la menta.

Y vinieron
agazapados,
crines saladas
y pasaron
despertando pétalos
descolgando miedos
arañando el cielo
de los algarrobos.
Y pisaron
el río con piel de alargadas
lagrimas.

Y pasaron
dejando el rasgado
miedo de los espejos.

En tus raíces, ciudad,
temblaban apellidos
que pusieron sus fibras
de maíz
y balas verdes,
pero ellos pasaron
buscando el refugio
de las piedras.


La confirmación

Y vinieron
las cartas
las órdenes
las palabras.
Y despertaron
a las nuevas mediciones
“Será el veintiuno ”
pensaba el Dr.
y miraba
a Traslasierra
a través de notas
laboriosas,
manos gastando las cuerdas del día.

Y en el aire
el hombre sencillo
recordando el decreto:
“Será el veintiuno”
repitió el chingolo ,
y acomodó su copete
como un fusil lustroso.


La convocatoria

Y vinieron los vecinos
asombrados
levantando el polvo
de las fundaciones
Y acudieron
a la reunión
.
D. Pedro Gutiérrez y
Mamerto Gutiérrez
apellidos que aún
transitan
con el mate de la noche, s
Juan Ahumada y
Valentín Ahumada
nombres que rasguñan
los oídos del paisaje, y
Sebastián Cortés
Puso lo suyo y
Amancio Soto y
Ceferino Rivero,
vecinos como racimos
de un río rubio
Ignacio Castellano y
José María Castellano
que como verdaderos pinos
acercaron su sombra
larga
larga y
D. Genaro Funes,
entre otros, de familias
con música en las raíces.

Y vinieron los fundadores
sencillos
con solemnidad intensa
como una espiga de maíz
que se desgrana en soles.

Y vinieron
los vecinos
como una bandera nueva,
temblando,
de lado a lado
como la primera mariposa.


El día

Imaginemos el día
vestido de arena
de oro
de rubios cosechadores
y ranchos de adobes
sembrando de naranjas
el vacío.

De un día
tan simple
tan vulgar
como otro día
se registra todo.
De las cosas
tan sencillas
como un jabón casero
o la brillante pierna
femenina
levantando como al descuido
las salivas del día
se registra todo,
y se lo ama
y se lo deja estar
y se vuelve
para refundar el amor.

Así debieron hacer
los primeros fundadores,
y cortando el aire.
Con la palabra como espada
con la palabra en alto,
ciudad:
Novia del sol.

Rafael Horacio López
De Nombrar las cosas. Editorial Arkenia (2009)

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