DOLOR
Señor, me duele el hambre
de amor, de aquel que vive
grupas de la ternura,
aquellos que no saben
los ardores del beso,
la caricia y el noble
temblor de la mirada.
Señor me duele el aire
triste de la tristeza
en la cara del niño,
me duele la temprana
paciencia de las madres
mientras la madrugada
se torna interminable.
Señor me duele el hambre
de tierra sin semilla,
las manos sin arados,
los presagios oscuros
en las llagas del mundo.
Y tú, me dueles hoy,
por tantas religiones
que en tu nombre destruyen
Manuel López Ares
De Tiro a los pavos reales Editorial Artesanales Ares
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