6 de noviembre de 2015

Los ancianos callaban, Horacio Castillo


Los ancianos callaban

Al pie de la muralla, junto al fuego, los ancianos callaban.
Miraban a lo lejos las negras nubes y callaban.
Escudriñaban noche y día el mar y callaban.
La arena empezaba a enfriarse, el alma empezaba a enfriarse,
los pájaros huían hacia el porvenir.
Pero los ancianos callaban, buscaban
el surco de la quilla en el agua y callaban,
miraban llorar la sombra de la encina y callaban.
Se oyó un grito. ¿Qué dicen esas hojas?
Se oyeron alas. ¿Adónde vuelan esas piedras?
Pero los ancianos callaban, oían el lamento
que viene del futuro y callaban,
miraban la bañera ensangrentada entre la maleza y callaban.
Se oyó un ladrido. ¿A quién llama ese perro?
Se oyeron carros. ¿Adónde llevan esos muertos?
Pero los ancianos callaban, recordaban
el lenguaje bárbaro de la golondrina y callaban,
espantaban el lagarto entre las breñas y callaban,

pensaban en el destino del ruiseñor y callaban, callaban.

Horacio Castillo

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