16 de octubre de 2015

Réquiem para un titiritero, Elvio Romero

 Réquiem para un titiritero

                                       En memoria de Julio Correa.


En la casa de la colina
desde ayer habita la muerte,
                   el viento
    desgasta un telón verde;
    hay un tinglado triste,
    vacío, que se mece,
en la casa de la colina
donde una flor morada crece.

En la casa de la colina
hay rincones que palidecen,
                  un halo
      de luna el techo envuelve,
      hay Príncipes y Reinas
      y Arlequines con fiebre,
en la casa de la colina
por donde el tiempo se detiene.

En la casa de la colina
sube el musgo por las paredes
                    la noche
       penetra y se conmueve;
       hay fantoches que sacan
       el guante a la intemperie,
en la casa de la colina
donde un retablo se oscurece.

En la casa de la colina
la desdicha tejió sus redes,
                   el aire
      se detiene y se hiere;
      hay un hondo silencio
      de pantomima inerte,
en la casa de la colina
donde la sombra se estremece.

En la casa de la colina
corre el frío por los dinteles,
                  la luz
      da un traspié y retrocede;
      hay un traje vacío,
      un Corcel sin jinete,
¡en la casa de la colina
que da vuelta y desaparece!

Elvio Romero 

De Los valles imaginarios, Editorial Losada (1984)

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