PAN DE LA CENA
Cada noche cortamos el pan de la cena,
tristes como un árbol a la hora del crepúsculo,
ásperos como los perros
que despedazan a sus dueños.
Sitiados por el agua y la tierra,
por la luz y las sombras,
de arriba y de abajo,
dividimos las venas de los hombres,
bebemos de los senos de la noche,
sin poder escapar,
hambrientos de amor,
sedientos de claridad,
purificados por el aliento de la nada.
Horacio Preler
De zona de entendimiento, Colección Fénix, Ediciones del
Copista 1999
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