31 de agosto de 2021

Como una luz, Jaime Saenz


Como una luz
Llegada la hora en que el astro se apague,
quedarán mis ojos en los aires que contigo fulguraban
Silenciosamente y como una luz
reposa en mi camino
la transparencia del olvido.
Tu aliento me devuelve a la espera y a la tristeza de la tierra,
no te apartes del caer de la tarde
-no me dejes descubrir sino detrás de ti
lo que tengo todavía que morir.
Eres Visible
Permaneces todo el tiempo en el olor de las montañas
cuando el sol se retira,
y me parece escuchar tu respiración en la frescura de la sombra
como un adiós pensativo.
De tu partida, que es como una lumbre, se condolerán
estas claras imágenes
por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos;
yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por
ti las cosas que amabas
-el alba no borrará tu paso, eres visible.
 
Jaime Sáenz 


 

 

Jaime Sáenz  Guzmán (La Paz, Bolivia 1921 — 1986) Descendiente de una familia tradicional, nunca conoció a su padre, militar de alto rango, y creció junto a su madre y a su tía, con quien irá a vivir gran parte de su vida y que es personaje central de una de sus narraciones más conocidas, Los cuartos.
En 1938, como parte de una comitiva de estudiantes, viaja a Alemania, allí traba interés por el nazismo, que está en su apogeo, y probablemente ahí también comienza su interés por la magia, el ocultismo y la teosofía.
Vuelve a Bolivia y progresivamente se introduce en la vida nocturna de la ciudad. En este periodo frecuenta sus espacios periféricos: bodegas donde convive con alcohólicos, indigentes y migrantes indios marginalizados. Después de sufrir dos ataques de delirium tremens y después del fracaso de un matrimonio, decide dejar la bebida y se aboca a la escritura.
A partir de la década de los cincuenta comienza a escribir el grueso de su obra. En 1955 publica El escalpelo, libro de prosa poética y a partir de allí, hasta los años ochenta publicará 12 títulos más:
Muerte por el tacto (1957), Aniversario de una visión (1960), Visitante profundo (1964), El frío (1967), Recorrer esta distancia (1973), Bruckner (1978), Las tinieblas (1978), Imágenes paceñas (1979), Felipe Delgado (1979), Al pasar un cometa (1982), La noche (1984) y Los cuartos (1985). De forma póstuma se publican: Vidas y muertes (Prosa, 1986), La piedra imán (Prosa, 1989), Los papeles de Narciso Lima Achá (Novela, 1991), Carta de amor (Poesía, 1996), Obra dramática (Teatro, 2005), Prosa breve (Prosa, 2008) y Tocnolencias (Prosa poética, 2014). Murió en 1986 fruto de una recaída en el alcoholismo.

30 de agosto de 2021

La cama, Felipe Angellotti

 

La cama, Felipe Angellotti

 

Tenía tres trabajos. Uno a la mañana de 7 a 13 horas, otro de las 14 a las 18 y luego de sereno a la noche en una fábrica de ropa fina. Estaba obsesionado con la cama, apenas dormía unas horas al día y soñaba con jubilarse para descansar en su lecho, para ver televisión, leer los libros inconclusos, escribir y dormir las horas que quisiera.
Un día recibió la notificación de su jubilación, saltó de alegría y corrió a su casa para besar a su mujer y comentarle la buena nueva. Nunca más el levantarse a las seis de la mañana. Nunca más insultar y renegar de su vida.
Trabajó años enteros como un esclavo para pagar la casa, la universidad de sus hijos y la cuota del auto, pero ahora quedaba liberado, sin deudas, había pagado todo y era feliz. Le otorgó un poder a su mujer para que cobrara su jubilación y pagara las cuentas. Finalmente, decidió acostarse y sólo levantarse para ir al baño por sus necesidades orgánicas.
Su mujer le servía el desayuno en el lecho mientras él miraba televisión, después el almuerzo y finalmente una cena liviana a la noche.
Pasaron varios meses y un día la mujer cansada de servirle, le manifestó que esa situación no podía continuar, que si él no se levantaba en los próximos días, se iría de la casa.
No se levantó, entonces ella, armó un bolso con su ropa y le preguntó por última vez si se levantaría.
- No me levantaré, le dijo decidido. La mujer, salió de la casa, cerró la puerta de calle y caminó hacia cualquier parte.
Pasaron dos días y como el hambre lo atosigaba, quiso levantarse y no pudo. Creyó que era una pesadilla, pero estaba despierto, el cuerpo no le respondía, algo o alguien lo aferraba a la cama, quiso gritar para llamar a su mujer, sin embargo no emitía sonidos .Sólo silencio, sólo silencio…
Después de unos días, unos vecinos avisaron a la policía que de la casa salía un extraño olor. Vinieron los servidores y encontraron su cadáver.
Los del servicio fúnebre no lo pudieron levantar y tuvieron que enterrarlo con el colchón.

29 de agosto de 2021

Gestando, Felipe Angelloti

 



GESTANDO  

Mujer de los cabellos de esponja
y los pechos como lunas
Abre las rodillas
para que fluya la vida.
y tu gestar de palomas
sea un gemir
en las bocas de la tarde 

Yo pedí tu olimpo
y los dioses me lo dieron
Yo pedí tu paz
y el mar me prestó una playa
Yo pedí tu amor
y los ríos me dieron cantos
Yo pedí tus sueños
y el pájaro me prestó sus alas 

Tu continente blanco
lo recorrí admirado
y caí en tu pecho
para llorar ternuras.

Felipe Angelloti