30 de septiembre de 2019

Estoy aquí, parado en el centro de la tierra, Carlos Garro Aguilar


Estoy aquí, parado en el centro de la tierra

A Rodolfo Herrero, compañero
de asombros y trashumancias.


Sí, estoy aquí: en el patio de tu casa,
bajo el fuego de los días abiertos al hálito del sol y las nubes errantes,
mirando pasar las migraciones de los pájaros
hacia las praderas del sur,
-cavilando bajo la tormenta que se cierne-
acerca del destino de la patria doliente
y la aventura del hombre:sus desatinos, su orfandad, sus sueños,
su ardua y luminosa procesión terrestre.

Aquí estoy, pensando en ti, con las manos abiertas,
con los ojos atentos a estas fulguraciones de sonidos,
colores y ardientes ceremonias.
Abierta está mi sangre, alertas mis oídos y presta mi palabra.
Porque he comprendido que debo sonreír, gemir, acariciar,
luchar, sostener, resistir, cantar,
entregarme a la lengua fulmínea del deseo, y confesarles
que soy un viajero sorprendido por tanta maravilla
derramada.

Y porque estoy parado así, desnudo, elemental,
abandonado a los tatuajes del viento, del agua,
y de la luz,
agradecido de estar vivo junto a ti
y a este enjambre de amigos que encienden cada día
un sol en la garganta,
recoge este asombro, este fervor, esta plegaria,
esta ofrenda de polen y rocío,
de pan, de vinos, de guitarras,
y juntos caminemos bajo la noche alta,
hacia un alba de sueños y esperanzas.

Carlos Garro Aguilar
De “Luminoso costado”,Narvaja editor”.

29 de septiembre de 2019

La casa de la abuela, Carlos Garro Aguilar


La casa de la abuela

Hubo una casa donde la alegría
habitó con la paz del jazminero.
Vieja morada del amor primero
distante en el correr de cada día.

¿Juega en el patio un niño todavía?
Quizás ahora bajo sol de Enero
un grito de gorriones, bullanguero,
baja al misterio de la galería.

Hoy los altos naranjos son despojos.
Entonces tras su fronda ante mis ojos
un cielo de cometas se extendía.

Una noche fatal también la higuera
rodó con su frescor de primavera
hacia un tiempo de espanto y lejanía

Carlos Garro Aguilar
De "las voces incesantes", Ediciones "raíz y palabra" (1984)

28 de septiembre de 2019

Caracola, Carlos Garro Aguilar


Caracola

Exiliada del viento y de la bruma,
náufraga de la arena y de la ola,
argonauta sin mar, la caracola,
duerme distante al juego de la espuma.

Sobre la mesa donde en vano exhuma
un anciano rumor que la acongoja,
su memoria de nácar se deshoja,
y es nuestra la tristeza que la abruma,

Ya no existen las dunas del pasado.
El presente es un sueño infortunado
y aciago el porvenir y sin sentido.

Aunque en la tarde a veces la reclama,
la voz de una sirena que la llama,
conjurando la muerte y el olvido.

Carlos Garro Aguilar

De "Las voces incesantes", Ediciones Raíz y Palabra. Cba, 1984.

27 de septiembre de 2019

Territorios, Carlos Garro Aguilar


Territorios

Diciembre, reino de los sueños lúbricos
salvajería del verde estallando en las frondas.

Meta final del denso viaje anual
que busca -animal agotado-
abrir los ojos deseantes
de la imaginación.

Y las manos
-siempre la sed sobre las yemas-
viajando por tu pelo,
imantando tu rostro
concitando la lluvia de la resurrección.

Carlos Garro Aguilar
De "vangelis o de la luz"

26 de septiembre de 2019

El llamado, Carlos Garro Aguilar


El llamado

¿Desde qué oscura sima, ávido fuego
vienes desde la entraña a develarte?
¿O soy el que hacia ti. a desnudarse
avanza bajo el sol, pródigo y ciego?

¿A descifrarme vienes? ¿Tu celada,
se enmascara de límpida belleza
para darle a la sangre la certeza
de que eres mi origen, mi morada?

Sólo sè que el verano que me llama
y el agua transparente que me asombra
forjan el rostro ardiente de mi historia.

Déjame, madre tierra ser la rama.
la íntima hierba, el trino que te nombra,
el latido ancestral de tu memoria.

Carlos Garro Aguilar, "Mi voz busca en el aire la palabra", edit. Argos.2003, cba.