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16 de marzo de 2016

Siddhartha, Hermann Hesse

«Siddhartha»

 Este libro extraordinario es, por el gran mensaje que encierra, mi libro favorito.
 Henry Miller

 Tras las sombrías melancolías, los purpúreos desgarramientos del libro «Klingsor», la inquietud logra una especie de descanso: parece haberse alcanzado una etapa desde la que se ofrece una visión lejana del mundo. Pero se presiente que todavía no es la última.
 Stefan Zweig
 Comencé «Siddhartha» en invierno de 1919; entre la primera y la segunda parte hubo un intervalo de casi año y medio. Hice entonces la experiencia —naturalmente no por primera vez, pero con más dureza— de que es absurdo querer escribir sobre algo que uno no ha vivido, y en aquella larga pausa, cuando había desistido ya de escribir «Siddhartha», tuve que recuperar un trozo de vida ascética y meditativa antes de que el mundo del espíritu indio, sagrado y afín desde mi adolescencia, pudiese ser de nuevo una patria real. Que no me quedase en ese mundo, como un converso en la religión elegida, que abandonase una y otra vez ese mundo, que a «Siddhartha» siguiese «Steppenwolf», es algo que a menudo me reprochan con pesar los lectores que aman «Siddhartha», pero no han leído a fondo «Steppenwolf». No tengo nada que decir, respondo tanto del «Steppenwolf» como de «Siddhartha»; ini vida y mi obra constituyen para mí una unidad natural, que me parece innecesario demostrar o defender. (Del epílogo a «Weg nach Innen» («Camino hacia el interior»).)

De un diario
(1920)

 Desde hace varios meses mi poema indio, mi halcón, mi girasol, el héroe Siddhartha está detenido en un capítulo malogrado. Recuerdo perfectamente el día en que vi que no podía seguir, que tenía que esperar, qur debía surgir algo nuevo. Empezó tan bien, crecía tan derecho, y de repente se acabó. Los críticos y biógrafos hablan en estos casos de una disminución de fuerzas, de la paralización de la mano, de una disipación por causas externas —¡Léase cualquier biografía sobre Goethe con sus torpes comentarios!
 Mi caso es simple y tiene explicación. Todo iba espléndidamente en mi obra india mientras escribía sobre lo que yo había vivido: el estado de ánimo del joven «brahmán» que busca la sabiduría, que se mortifica y disciplina, que ha aprendido la humildad y que ahora la descubre como obstáculo en su camino hacia el Bien supremo. Cuando acabé con «Siddhartha», el paciente y asceta, con «Siddhartha», el luchador y sufriente, y quise escribir sobre Siddhartha el vencedor, el afirmador, el dominador, no pude. Sin embargo, un día volveré a él, el día de días, tarde o temprano, y será por fin un vencedor.
 Creo que tiene Usted toda la razón en sus objeciones contra la evolución de «Siddhartha», si ve en mi historia algo paradigmático y pedagógico, una especie de guía de la sabiduría y la vida ejemplar. Pero esa no es mi historia. Si hubiese querido describir a un Siddhartha que alcanza el nirvana o la perfección, hubiese tenido que imaginarme algo que sólo conozco a través de los libros o de mis intuiciones, pero no por mi propia experiencia. Pero no quería ni podía; yo sólo pretendía describir en mi leyenda india las evoluciones y situaciones que conocía y había vivido realmente. No soy ni un líder, ni un maestro, sino un ser que da testimonio, que se afana y busca, que no tiene otra cosa que dar, que el testimonio más auténtico de lo que ha sucedido y ha adquirido importancia para él en su vida. Cuando escribí «Siddhartha», en una época seria e intensa de mi vida, mi profundo deseo era que el pequeño libro fuese leído y juzgado también en la India. Han pasado treinta años antes de que se cumpliese mi deseo.
 (Carta, 1953)
 A los lectores persas de <Siddhartha>
(1958)

 Esta historia fue escrita hace casi cuarenta años (Fue escrita hacia 1921/1922). Es el testimonio de un hombre de origen y educación cristianos que abandonó pronto la Iglesia y se esforzó mucho en comprender otras religiones, especialmente las formas de fe indias y chinas. Yo traté de averiguar la relación que existe entre todas las religiones y todas las formas de fe humanas, lo que está por encima de todas las diferencias nacionales, lo que puede ser creído y venerado por cada raza y cada individuo.

15 de marzo de 2016

Rosshalde, Hermann Hesse

«Rosshalde»

 Esta novela me ha dado mucho trabajo y significa para mí una despedida al menos temporal, del problema más arduo que me ha ocupado. Pues el matrimonio desafortunado, del que trata el libro, no nace de una elección equivocada, sino, más profundamente, del problema del «matrimonio entre artistas», de la cuestión de si un artista o pensador, un ser que no quiere vivir la vida sólo instintivamente, sino que quiere sobre todo observarla y representarla con la máxima objetividad —si esa persona está capacitada para el matrimonio—. No conozco la respuesta, pero he tratado de puntualizar mi posición en el libro; en él se concluye un asunto, que yo espero solucionar de otra manera en la vida.
 (Carta, 1914)


 Pensaba encontrar una especie de «pastiche» refinado. Pero no fue así. El libro me gustó y salió airoso de la prueba; sólo hay algunas frases que hoy tacharía o cambiaría y, en cambio, hay muchas cosas que hoy ya no sería capaz de escribir. Con este libro alcancé el máximo nivel de oficio y técnica del que era capaz y, en este sentido, no he progresado más. A pesar de todo, fue positivo que la guerra me sacase violentamente de esa evolución y que, en lugar de dejar que me convirtiese en un maestro de buenas formas, me introdujese en una problemática ante la cual no podía mantenerse la pura estética.

Hermann Hesse

14 de marzo de 2016

Epílogo del poder hacer, Rafael Horacio López

Epílogo del poder hacer

Lo que pueden hacer mis palabras:
Extender la emoción de los mensajes
En columnas verdes, tendida por los pájaros,
Tejida por los niños.
Descifrar la emoción de las raíces'
Palpar la libertad perdida
En las partes sensibles de la tierra
Donde los astros y los hombres
Inventan discusiones inútiles,
Inventar nubes para los campos
Que en silencio duermen, esperan,
Contemplan, y se acicalan en noches como piedra
Descifrar la emoción de los que vuelven
Sus pasos hacia lugares anteriores,
Y sueñan con los antiguos momentos
Y se imaginan resucitando
Figuras queridas transformando el corazón
De las espigas en el pan con la inmensidad
De los humildes nidos.
La libertad de un niño corriendo
Tras los vientos que alguna vez
Se volvieron barriletes.
Tejer con la respiración acelerada
Algún trompo olvidado en la memoria.
Llegar a la salvación del hombre y sus cosas
Al poder que ostentan las operaciones necesarias
En las oscuras piedras
Por el canal de las sanaciones.
Cambiar un mundo violento
Por una tajada de cielo para el hombre.
Mirar hacia adentro verdaderamente cuerd0.
Invitar al viaje hacia el interior de cada uno
En actitud de oración, liviano, fácil,
Permitir el acceso al idioma de todos
Volviendo al comienzo de las cosas
Retomar el camino del pan, el camino de todos
En la piedra, en el árbol, para llegar finalmente
Al patio celeste del anciano
Que comparte su humildad con todos.
Lo que no pueden hacer mis palabras
Me sumerge en la lentitud de la miel
Cayendo hacia el paisaje,
Me vuelve niño sentado,
Sentado en un signo de preguntas:
¿Adonde irán las palabras
Que se quedan en el tintero?
¿No podrán retomar
El camino de la poesía
Para llegar ala salvación
Como una invitación al viaje?
¿No llegarán al hombre, al niño, al anciano
Como una liberación obligada y bella?
A veces pienso que un viejo piolín
No puede hacer girar a la madera
Ni alcanzar a la sombra de un ángel.
Entonces me quedo en mi astilla de sol
Y de sal
En los límites de mi cordura.

Yo que estoy en el límite del poder hacer
No me gusta que mi espalda
Esté deshabitada
Y cargo mis palabras y las hojas que me saludan
Como buscando el olvido que no encuentran.
Hojas arrugadas, amarillas,
Palabras que me indican los pasos y las cosas
Que me hacen sentir
Obrero en el durazno
Y en la redonda sencillez de un loro,
En los límites pequeños
De mi extensa emoción de mensajero.

  

Rafael Horacio López

13 de marzo de 2016

En los algarrobos muere, alguna vez, la esperanza., Rafael Horacio López.

1

En los algarrobos muere, alguna vez, la esperanza.

Suele ser en mayo cuando los azules
son mas intensos
y el frío se calza su polvareda de hielo.
Pero el hombre es sabio
y vuelve a la raíz del hartazgo
amontonando vainas, luces y llamados.

Alumbran en él las estaciones
disipando el azul y el frío.
En los algarrobos se muele también
La historia de las palabras
palabras que son como una eterna luz.

2
Los algarrobos son como el puño cerrado dela
tierra.
Salen a defenderla, a demorar la reja.

Duele tanto su lágrima en el vientre.

Pero después del dolor la calma
y los frutos
y la vida como otro puño.

3
Eterna luz sobre el algarrobo
que domina el solaz de mis mayores.
Hay arrugas anteriores antiguas jornadas
de amamantar a cuántos naturales.

Los nidos se renuevan y los ruidos
y el incesante llamar de los torcazas.

4
A veces el algarrobo nos juega un día quebrado
hoja a hoja, risa a risa
como la alegría de un niño.

Su sombra nos habla de un pan extenso
de una jaula de luz
de una mano repleta en los veranos.

A veces nos habla de un día quebrado
pero de una noche ahíta
de gargantas iluminadas.

Y yo arrimo mi frente a sus arrugas
como a un hermano, como a un padre
que vuelve con la yerba.
Pasos antiguos son, una leyenda
máscaras de libertad, rostros de piedra
pasos cortados por el hacha
astilla de luz: puño cerrado.


Rafael Horacio López. De La sed de la Luz 1997

12 de marzo de 2016

Para Lita, lo mejor que me sucedió en la vida, Rafael Horacio López

Para Lita, lo mejor que me sucedió en la vida

La fuerza del amor
es el milagro.
Por ella abro mi corazón
y ese milagro me presta
su sombra,
el agua,
la mesa,
y palabras
que abren
las murallas
a lo increíble
a lo sencillo,
a lo amarillo
y tierno.
Es el milagro.

Lo sospechaba
cuando pisaba la arena
terminal del río
y trataba de descifrar
su idioma
cuando
las primeras palabras
me abrieron
las murallas
de la ansiedad espinuda
de los libros.
Los dedos
se me volvieron verbos
y aprendí
a conjugar los oficios,
las duras miradas
de los andenes,
el pan de la mesa
orgullosa.
de las privaciones,
de las siestas agudas
como vidrios.

Y me olvidé de crecer
siempre fui niño.
Todo esto
era el milagro.
Porque no todos
avivan las brasas
de la sangre
para mantener
las luces
de las manos curtidas
Trato de buscar
mi eternidad
y por eso cultivo
virtudes
que enhebro
en los pasos
de una honestidad
octogenaria.
Y como un genio
que duerme
en su botella
espero ver a los
pájaros que un día
se ausentaron
buscando la longitud
de un trueno.
Ya mi camino
es difuso
como difuso
es el frío
de mis huesos.
Las cosas
que me sucedieron
están madurando aún
desde mis raíces.
Suben
hasta el asombro
y forman
como un lago
de cincelados
espejos
donde se miran
las estrellas
y los astros
que me dibujan
palabras
como los barriletes
que aun aspiran
a surcar los cielos
que una vez traduje.
Todo esto
es el milagro
y cosas así suceden
ahora que me siento
a dialogar
con el tiempo.
Trato de descifrar
los mensajes
del día
que me presentaron
sus paredes blancas
He bebido
en el espejo
redondo
de mis días
y he contado
los nidos
que miraban
mi estatura:
debemos leer
en la eternidad
de las cosas sencillas
y tratar de beber
en las aguas del pueblo
que nos brindan
la saciedad amarilla
de los pobres.
Pido a Dios
que no me falte
el tiempo
cuando llegue
el momento
de mirarte
en la plenitud
de un nido
en mi represa.
Entonces,
habré bebido
el pecado
más dulce
de mi infancia.


Rafael Horacio López

11 de marzo de 2016

Mi memoria y una caminata larga, Rafael Horacio Lopez

Mi memoria y una caminata larga

Robusta, como la garganta
de un trueno
mí memoria trabaja
hurgando en la embriaguez
de los viñedos, del descanso,
cansada de no hacer nada
o de fabricar sueños o de pintar
geranios en el amanecer.
Mi memoria capta:
Sombras
Puños de arena
de una orilla
que no es un desierto
sino una cápsula
de río serrano.
Canto de pájaros
que son como un
concierto nuevo,
que no se quiere
quedar en el delgado
aire del espacio rural,
que rueda y rueda
como una polvareda
en la inmensa gramilla
de mi valle,

el breve llamado
de una soledad
que huele a polvo
de certezas.
Aquí el trueno se detiene,
se desgrana
como un gajo
de memorias viejas,
y siembra semillas
de una humildad confesa
Mi memoria
casi sal en las caminatas
de mis huesos
que lleva palabras
en la sangre.

He vivido en un país
liviano.
lejos de los difíciles
inventos de la memoria, de todos,
cerca del árbol completo,
cerca del bosque compartido,
cerca de la selva salvajemente
sencilla como un abrir
y un cerrar de ojos,
como apellidos tan comunes
como mirar un canto
cada mañana
cuando el sol
levanta sus pestañas.
Yo andaba descalzo
y sin apuro
buscando los huesos
que otros dejaron
creciendo al amparo
de las crecientes,
deteniéndome
en el mirador
de las primeras mañanas:
de los últimos alaridos.

He sembrado,
he bebido,
elevé mi mirada al cielo
y tengo la potestad
de autorizar mi posición
de árbol inclinado.
He caminado,
la memoria
camina
como una lluvia negra.
Estos pueblos
sostenían,
apenas con un tronco,
la suavidad
del cielo.
Y mis padres
con ellos.
Y yo caminaba
bebiendo la embriaguez
de los días.

Cosas así

me sucedieron.

Rafael Horacio Lopez 

10 de marzo de 2016

A la Tarde la guardo en mis palabras, Rafael Horacio López

A la Tarde la guardo en mis palabras

Dama con vocación de estrella
La guardo en mis palabras.
Ser distendido con aspiración de hombre:
la tarde nos espera
y nos lleva con un rayo de sol
hacia la noche.
La guardo en mis palabras.
Cabellera de otoño,
piedra besada por el rubor
de la luna.

Atenta mensajera
de sustancias auríferas.
Descanso del otoño
que quiere ser mía
porque me siento siesta.
La guardo en mis palabras.
Comulgo con la media tarde
y cierro mi tintero
cuando los primeros hilos
de la noche
me llaman a retiro:
Pero a la tarde
con vocación de estrella:
la guardo en mis palabras.


Rafael Horacio López

9 de marzo de 2016

La muerte del loco, Rafael Horacio López

La muerte del loco

Nadie se entero de su muerte
nadie noto que una pierna
                          estaba sola
y que un perro andaba distraído.
Nadie notó el vacío
que su cabeza tonta
dejó en los números del pueblo.
Por eso hay una lágrima
que espera en su sal:
porque en cada lágrima caben todas las amarguras.

Y en ese mundo salado no cabemos todos.

Rafael Horacio López

8 de marzo de 2016

Homenaje a Jose Maria Castellano, Osvaldo Guevara, Rafael Horacio López y Alejandro Nicotra

Video del Homenaje del 16 de junio de 2011., con motivo del Día del Escritor a los sres. poetas: José María Castellano, Osvaldo Guevara, Rafael Horacio López y Alejandro Nicotra en el marco de la celebración del 50º Aniversario de la creación del "Encuentro Internacional de Poetas Oscar Guiñazú Álvarez".
Sala de Arte del Teatro Municipal, Villa Dolores, Capoital de la poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina.
Conducción del acto Lily Nardi
Organizó Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento

Homenaje a Jose Maria Castellano, Osvaldo Guevara, Rafael Horacio López y Alejandro Nicotra

Beatriz Tombeur Habla sobre la persona y la obra de Jose María Castellano
Mónica Fornés deja palabras sobre Osvaldo Guevara 
Entrega de recordatorio
Inés López traza una semblanza sobre Rafael Horacio López
Entrega de recordatorio
Rafael Horacio López lee sus poemas A un olivo en la ciudad y Padre de oficio verdadero
José Luis Colombini presenta a Alejandro Nicotra
Entrega de recordatorio
Palabras y anécdotas de Osvaldo Guevara
Palabras y anécdotas de Rafael Horacio López y lectura de su poema Cuando los abuelos falten.
Alejandro Nicotra leyendo y explicando los poemas: Venus, Las Avenidas y El pan de las abejas
Osvaldo Guevara leyendo su texto El escritor
Tomas Senczyna (Tenor) canta Barco quieto de Maria Elena Walsh

7 de marzo de 2016

Credo Planetario, Ariel Canzani

Credo Planetario

Por sobre todas las tendencias
LA TIERRA
cobijadora de los hombres
exige ahora voy
un mundo de todos
y para todos.
Herir, desconocer, soslavar,
adulterar esa necesidad
intelectual y física
es no ser hombres
ni poetas.

Mar del Norte. Mayo de 1969

Ariel Canzani


CORMORAN Y DELFIN. Año 6. Viaje N° 19. Octubre de 1969

6 de marzo de 2016

Poesía y humor negro, Ariel Canzani

POESÍA Y HUMOR NEGRO

Decálogo aproximativo de los sostenedores del planetarismo poético

l. Ser creador (honesto) u hombre cotidiano honesto.
Nota: Creemos innecesario explicar que es ser honesto. Para los que no sepan sugerimos la compra de un espejo.

2. Situarse en el tiempo en que se vive y no utilizar conscientemente escapismos híbridos para soslayar las injusticias reales que puedan rodear nuestra cómoda vida “social”. Sostener contra los defensores de gerundios la validez del verbo.

3. No pertenecer a grupos sectarios o clanes.

4. No desconocer el valor creativo existente en otros. Saber además que la propia genialidad puede coexistir con otras.

5. Estar siempre dispuesto a aceptar la discusión y/o diálogo para integrar ideas y/o soluciones planetarias.

6. No tolerar ni aceptar mordazas, censuras, ficheros clasificadores de ideas, cualesquiera sean los argumentos aducidos.

7. No pertenecer a instituciones, sociedades o cargos que atenten contra la libertad unitaria 0 colectiva del ser humano.

8. Saber que el planeta necesita adquirir y/ poseer un alto concepto de conciencia colectiva, para resolver inmediatamente los problemas inadmisibles de hambre, miseria, mala salud, analfabetismo e injusta distribución de las riquezas.

9. Saber que existen (y con los días se acrecientan) los problemas de civilización tecnificada, de psicosis limítrofes (crueldad gratuita, matanzas ideológicas o de otro tipo, sexualidades patológicas, etc.) y cuya cura aún se busca. Ayudar a los que trabajan en ese sentido. No justificarlas.

10. Saber que existe el asco, la náusea, los m. .rd.s, los h.j.s d. p.t., los sátrapas, los ladrones, los inmundos, los mistificadores, los orugas, las víboras, los miméticos, los b.l.d.s macanudos, los “Piolas” y los “sogas”, que retardan sueños y anhelos comunes, y aun sabiéndolo perseverar (gritando como enajenados si es necesario) en la amorosa tarea de crear un planeta no de caramelo y rosas, sino medianamente habitable.

11. No olvidar que todo lo anterior se contiene en una sola y antigua palabra, tan vieja como el mundo: Amor, y cuya utilización cotidiana y constante tanto nos cuesta.

Observaciones: Si bien alguna de estas notas aparentemente parecen perogrulladas de marca mayor, creemos necesario insistir en que no lo son, de ahí nuestra necesidad de publicar este decálogo de once puntos.
Se aceptan sugerencias -honestas y deshonestas- para mejorar el mismo.


Océano Pacífico, febrero de 1967.

Ariel Canzani


CORMORAN Y DELFIN. Año 3. Viaje N° 12. Junio DE 1967.

5 de marzo de 2016

Poesía y generaciones, Ariel Canzani

POESÍA Y GENERACIONES

Padecemos hoy, en Argentina, una lúes inacabable de criticas de “críticos consagrados”, dedicadas a menear el sonsonete de las generaciones literarias.
Se escriben largos libros, largas notas, largas imbecilidades  que a huelen a minusvalías viscerales, donde nos endosan, a nosotros, los nuevos, los ignorantes, los que no sabemos de 1810, ni del Club del Progreso ni del grupo “Martín Fierro", ni de Irigoyen, ni de las generaciones del 22, 2.3, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40 y así hasta no terminar (hemos de llegar a ver, estamos seguros, que en su afán de clasificarnos meticulosamente dividirán las generaciones por meses) la generación que ya nos pertenece y  la que pertenecerá a nuestros hijos.
Como si ello fuera poco confeccionan largas citas de revistas boletines cuya duración fue de un número (la mayoría de las veces abortivo), con nombres, fechas, título del manifiesto, y nos las arrojan como testimonio (¿de qué?), consiguiendo con ello sumergidos más en el desconsuelo y en el desconcierto por lo vacías y ridículas.
Comprendemos que tal vez. todo ello tenga una explicación (por suerte hemos dejado ser niños tontos hace tiempo, verdad que olvidan, como también olvidan que conocemos y vamos Europa, Asia y África, como si viajáramos de ,nuestras casas al centro, y sabemos perfectamente la calidad empleada por los críticos para confeccionar sus ensayos poéticos) pues esas interminables listas sirven para quedar bien con tutti ~y en un determinado momento “quemar" al que molesta sin comprometerse en ninguna dirección, y quedar a salvo con filas de nombres que aplacan la natural egolatría del ser. . .
Ahora bien, dejando de lado esos “necesarios” libros, ensayos, artículos, sobre las generaciones, nos preguntamos: ¿Y el poeta, el creador, el que plasma, atrapa el duende, el misterio que llamamos poesía, cuándo el crítico lo desnudará totalmente, en su intimidad de hombre y de poeta? ¿Cuándo lo mostrará en toda su bondad de creador?
En Europa, cuando se dice Stefan George, Rilke, Valery, Montale, Aleixandre, Guillén, Eliot, Pound (así como en América se dice Vallejo, Neruda, Paz) se husmea, como ridículo sabueso sin olfato, en su generación, o simplemente el crítico se sumerge con todas sus armas en
la vida y en la obra -¡en la 0bra!- del poeta, y luego de ello obtiene conclusiones a lo Valery Larbau, a lo Petersen, a lo Vossler, a lo Cohen, que le permitirán construir a posteriori teorías generacionales.
Pensamos, estamos convencidos que, como de costumbre, nuestros críticos tergiversan exprofeso el nudo del problema y las teorías de los críticos-sabios mencionados (¿para evadir la responsabilidad que les corresponde?), dando lugar así al nacimiento de esos engendros, de esos monstruitos sin sentido de las generaciones por meses, de poetas enumerados en listas sin final, que al final terminan peleándose por tal o cual mes, cambiándose hasta la partida de nacimiento si es necesario, con el afán de figurar en una determinada generación de “genios” (¿de genios?) inventada por la sesuda crítica que cree guiarnos, dándose por primera vez, en nuestro país, y en la historia de la literatura del mundo, el caso de que por ósmosis todos los que pertenecen a una determinada fecha generacional aspiran a pasar a ser los “prototipos” que nosotros los nuevos hemos de seguir (cómico, ¿no?).
Todo esto es tan ridículo, tan de pobres, que dan ganas de vomitar lo comido durante toda la vida. Es increíble que hombres grandes (críticos y poetas se llaman) jueguen a ese jueguito de fechas colmado de miseria espiritual.
Volvemos a interrogarnos: Algún día hablarán de los poetas, de aquellos que han plasmado “su” poética. ¿Nos dirán de su mundo, de su vida de hombres, de su poesía explotante de poesía, de su moral cotidiana en un país donde la inmoralidad reina cubierta con altisonantes
palabras?; sin mencionarnos, con sorna desprovista de originalidad, si usan la enciclopedia británica, o fueron a la escuela moderna, si han colaborado en páginas dominicales de diarios amarillos o verdes, o se han inspirado “mirando a Europa”, y cien slogans más repetidos por cerebros con diarrea, incapaces de criticar, hasta en las comas, la obra, la esencia del poema, no de cientos de poema so poetas, sino de uno, de solamente uno, de simplemente uno.
Los nuevos, por ahora, queremos saber cuáles son los poetas, los que viven y en las cuales podamos creer por su moral y por su iluminación queremos saber de aquellos que están a la vanguardia de “algo” , los que han estado en adelanto con su tiempo (no el tiempo del mundo, que tal vez sea mucho pedir, sino con el tiempo de argentina), los prototipos, los que han cambiado el idioma incorporándole nuevas palabras y giros que luego el hombre cotidiano adopta y canta (no queremos pecar de eruditos dando nombres de poetas del mundo que han realizado todo esto), a partir de allí admiraremos a la crítica “rectora”, y tal vez podamos crear y creer generaciones, no como ahora, que nos reímos, desde os tobillos para arriba, ante tanta farsa.
Nuestra tierra, tan hermosa, pululante de andróginos y sátrapas y también -¿por qué no?- de poetas y seres de los cuales es necesario hablar, olvidándonos a que generación o degeneración pertenecen o han pertenecido, espera esa crítica honesta que críticos honestos deben realizar para nosotros, los nuevos, los que buscamos derroteros (que nos gustaría a rabiar fueran americanos) y no listas generacionales enumeradas por mes de nacimiento que nada nos dicen.
El resto, por ahora (se tienen que dar cuenta), no puede interesarnos; hoy, sencillamente, queremos que nos presenten libros y ensayos donde nos desnuden al poeta y al poema en su iluminada construcción.

Océano Atlántico, agosto de 1964

Ariel Canzani 

Cormoran y Delfín, Año 1, Viaje N° 4, Noviembre de 1964

De Una década de testimonio y desmistificación  en la literatura Argentina Cormoran y Delfín 1963 / 1973 EDICIONES DEAD WEIGHT

4 de marzo de 2016

Poesía y Supervivencia, Cuidar las ratas, Ariel Canzani

Poesía y Supervivencia


Cuidar las ratas

Las acumulo para jugar con ellas,
Las guardo en bolsas, en cajones,
Les doy el alimento que prefieren,
Me privo de vivir para cebarlas,
Para que existan gordas, felices,
Dispuestas a morderme si me olvido
Su condición de ratas.


Febrero de 1964


Cormoran y Delfín, Año 3, Viaje N° 10, Octubre de 1966

Ariel Canzani

3 de marzo de 2016

Poesía y planeta tierra, Ariel Canzani

 POESÍA Y PLANETA TIERRA

Caminadores de azul para llegar a la tierra, a todas las tierras de la tierra, hemos llegado a saber --no en la palabra sino en la realidad que permite el ser caminador del mundo- que todos los hombres de la tierra son iguales, que todos los ríos son marrones, que todos los
mares son azules, y todo ello a pesar de comprender que hay hombres desiguales, que hay ríos que son rojos y mares que son negros.
Con la poesía y en la poesía, esa poesía que el “mago del norte” Hamman decía era la lengua matriz del género humano, podemos afirmar que las generaciones, que las escuelas, que las simples palabras que podamos inventar para designar a esos engendros llamados poetas, son válidas también en las antípodas. Hoy, habitantes de un planeta sin límites, habitantes de sueños que nos han de llevar a constelaciones separadas por millones de kilómetros, esa certidumbre de realidades y de sueños se hace palpable, real, al poder estudiar con un escorzo
mayor toda la vida sucedida en la tierra.
La historia nos afirma esa certidumbre, hasta ayer nebulosa. Desde Antístenes, que habló de la doctrina política de la ciudadanía universal, pasando por Lucrecio, que al decir de Dilthey “ha sido el primero en expresar la profunda serenidad de ánimo que produce la idea de ser un Fenómeno pasajero de esa totalidad inmensa, de ser espectador fugaz de esa representación inacabable”, siguiendo con Saint Simon, Engels y Prouclhon, buscadores de un nuevo camino para la humanidad, continuando con Kierkegaard, profeta de la angustia metafísica que hoy
nos rodea, y llegando a Camus, vislumbrador de la fórmula buscada por el hombre y aún no encontrarla, toda la historia del ser, que es también la historia de la poesía, es la historia de igualarnos, más allá del sentido materialista, en el maravilloso de la sabiduría, del amor, de
la bondad y de la tolerancia.
Indudablemente podremos pasar, usando palabras de este tipo por adherentes de las doctrinas que todo el siglo XVIII llevo en sus espaldas.
En parte ello puede ser verdad, pero es más exacto pensar, siempre creyendo en la poesía como matriz de esa búsqueda -pura del ser-,que todas las palabras (Jorge Guillén dijo una vez en Venecia, que los sueños van en busca de la poesía tropezando con el estorbo de la palabra) pueden confundirse-, y podremos ser nosotros también confundidos, o marcados, como pirrónicos (rememorando a Enesídemo, tal vez el  primer futurista de la tierra)
O como como humanistas, o como católicos, o como empiristas, o como existencialistas, o como marxistas, que todo ello entra en el duende de la poesía, la verdadera, la buscadora de azules y  de negros, la buscadora de veranos de paz para el planeta tierra.
Pero si bien nos está dado confundir muchas posturas, otras son claras como cielos de trópicos y conociendo bien el camino del pensamiento humano hasta hoy, transcurrido desde los Vedantas ( recordar a Lao Tse, que nos habkla de una vida compasiva, sobria y humilde, es recordar un sueño todavía inalcanzado por los hombres ) hasta desembocar en la Era Atómica donde la ciencia y los descubrimientos, gigantes monstruos, roban todos los pensamientos del hombre, podemos afirmar rotundamente esa igualdad de sueños, de anhelos que constantemente se movió entre las manos y el corazón do los grandes hombres de la tierra, sean sus nombres Confucio o Jesús, Sócrates o Kierkegaard, Nieszche o Comte, Novalis o Gandhi.
Hoy, el planeta tierra, sabe todo eso. Vivimos una época deslumbradora e increíble, radares y cápsulas nos asombran, somos testigos y receptáculo de muchas etapas de la vida terrena.
Querer engañarnos o engañar es una artimaña sin sentido para la arrolladora verdad que sabemos existe existe detrás del átomo desintegrado.
Y el poeta de hoy, ¿en qué torre se encuentra? ¿Cuál es el que emula a Einstein y a Planck, y contesta la teoría del átomo primitivo del Padre Lemeitre?
El rompimiento del héroe que era el poeta, que se creía el poeta de ayer, sucesor de Prometeo y de Neptuno fue gestándose en nuestro siglo. A partir de Verlaine y hasta nosotros, el canto ha tomado vivencia personal y desesperante. Desde el hermetismo necesario de Ungaretti
y Montale, hasta la beats generación de los Estados Unidos y la “no te metas” generación de Argentina, la poesía se repliega y busca el grupo y el misterio que no pueden darle las realidades abrumadoras y veloces de la ciencia. Los surrealistas buscan drogas inventoras de
sueños, los imagínistas, con Pound a la cabeza, pasticcios de palabras de taberna con citas eruditas de Grecia, los existencialistas la náusea aprovechando todo lo que asusta a la moral prefabricada de mediocres y vacíos. Una nueva torre de marfil, la de la desesperanza, nos acosa, pues el mundo de Tatabomba es desmesuradamente grande y parecería no querer darle lugar a las palabras dichas con musicalidad y sentimientos.
Ante un mundo “tierra” que se iguala inevitablemente en sus estratos sufridos y paupérrimos buscando el fin del hambre. Ante un mundo que elimina muchas cosas inútiles. Ante un mundo que intuye presiente, que el planeta tierra debe llevar a la práctica el ideal de Lao-tse,
de Sócrates, de Saint Simon, de Camus, un mundo no unilateral sino formado por todas esas experiencias carnales y espirituales que el hombre ahora conoce y sabe que necesita para continuar su marcha, ante un mundo así, ahí estamos, por lo menos nosotros, los nacidos bajo el signo silencioso y aterrador del dios de nuestro siglo: Tatabomba

Ariel Canzani
Océano Atlántico. marzo de 1964.
CÓRMURAN  DELFIN. Año 1. Viaje N° 3. Agosto de 1964.
ARIEL CANZANI D. poeta de compacta y continua obra (casi veinte libros impresos, los últimos cinco publicados por la Editorial LOSADA de Buenos Aires), compartió su espíritu creativo con una revista de poesía comunitaria internacional que durante diez años fue casi el único puente literario entre la República Argentina y el resto de Latinoamérica y el mundo. CORMURAN Y DELFIN, tal fue el nombre que recibiera al nacer, ofreció en sus índices las más insólitas antologías de poesía de la tierra y en verdad tal vez haya sido la primera revista "planetaria" de poesía en su tipo. En su interior, junto a poemas memorables se respiraba constantemente un espíritu de combate no usual por las latitudes argentinas, donde normalmente tenia prioridad el preciosismo del lenguaje y la superficialidad bien construida sobre el compromiso y el testimonio.
CORMORAN Y DELFIN fue una revista diferente, que no amparaba a un grupo dispuesto a destrozar al resto por la posesión de un premio o un efímero puesto en el “parnaso” argentino. Fue esencialmente una revista abierta e independiente enrolada en y con el tiempo histórico convulso transcurriendo en Argentina y en Latinoamérica. Las .selecciones de poesía de países (especialmente realizadas para ella) incluidas en sus índices, daban muestra del conocimiento poético de Canzani que, como buen vagabundo con ojo de águila, por sus viajes pudo alternar personalmente o por carta con casi todos los colaboradores de su “quijotada” como él (profiriendo grandes carcajadas) la había bautizado. Ese mar de poesía, ese festín de poesía
que cada número nos daba, era completado con xilografías impresas con su taco original de grabadores argentinos, también ello una novedad (por su forma de presentación y los
nombres de los artistas invitados a colaborar) para una revista de poesía. En su parte final los “esquemas planetarios” fueron desarrollando las distintas ramificaciones y factibilidades filosóficas que el “planetarismo” poseía en el mundo. La esencia de esta revista-libro podría ser resumida como algo matemáticamente pensado y puesto en movimiento: Poesía-Grabado-Filosofía, con rumbo loxodrómico constante para beneficio del arte encaminado a crear la nueva sociedad sin privilegios, triángulo en que –sin desmayos- navegara durante sus diez apasionados años de puntual aparición. En este libro Ariel CANZANI D. recopila sus artículos preliminares, hechos de fuego y amor.
En esas notas encendidas, fácilmente, se descubre el “crecimiento necesario” (como Canzani lo ha denominado) de su mundo pensante y actuante, que complementa –en prosa- su vigorosa poesía, cuyo último libro precisamente lleva por titulo “Poemas del Crecimiento Necesario” (Editorial Losada, 1974). Sin dudarlo se puede afirmar que para conocer el pensamiento argentino de esa década (1963-1973) habrá que buscar en CORMORAN Y DELFIN (Revista Planetaria de Poesía), .en estas notas incluidas hoy en libro, y en sus índices, una buena parte del todavía oculto mundo creativo-literario-revolucionario de la República Argentina.


2 de marzo de 2016

Poesía y vida cotidiana, Ariel Canzani

POESÍA Y VIDA COTIDIANA

Repitiéndonos, pecando por repetir perogrulladas, diremos que estamos saturados, cansados, aburridos, podridos, de “ismos” vacíos, de engañosos “ismos” poéticos.
CORMORAN Y DELFIN no tiene “ismos”. No quiere hacer escuela, crear grupos, buscar verdades y encasillarlas, defender juventudes o no defenderlas, hundir a los “viejos” para encaramar jóvenes, hacer programas, dar estadísticas, clasificar almas y cuerpos poéticos.
No inventaremos ningún manifiesto de destrucción o construcción poética. Nos resultaría fácil componerlo, de cualquier tipo 0 extensión.
Solamente repetiremos, hablaremos con la obstinación de los locos, en y con el lenguaje de la poesía honesta.
Elegimos la mar como matriz porque amamos lo inmenso, nacimos queriendo hablar con todos, sin exclusiones. Diremos poesía con palabras dulces, también con ácidas o directamente con hermosas malas palabras.
Nos hablaremos nosotros mismos, nos analizaremos, exportaremos cargamentos de espejos para mirarnos, importaremos los mejores de nuestras fábricas. Haremos hablar a los poetas del mundo para aquellos que buscan, quieren hurgar en su propio yo, sin pretender dar manifiestos “para el resto”.
Nuestra mirada estará puesta en el hombre que todavía tiembla, se conmueve, se transforma en nube, agua, sol, árbol, cuando mira las nubes, el agua, el sol, los árboles.
Sabemos -¡Como lo sabemos!- que están los lobos, las hienas, los camaleones, las víboras, ambulando por la tierra, el agua y el aire.
Sabemos que también están los ángeles (diabólicos algunos) tejiendo la belleza. Sabemos que tomar partido por la honestidad poética es un pasatiempo peligroso en una época donde los mistificadores y  los sátrapas abundan, han proliferado más de lo deseable.
Sabemos -¡cómo lo sabemos!« que están los lobos las hienas, los pigargos, dispuestos a comenzar su festín al menos descuido. Sabemos bien que, a pesar de nuestros traumas, trataremos de ser delfines unirnos a ellos en sus vuelos y en sus alegrías, en su luminosa simplicidad de peces.
Sabemos que buscamos veranos de paz y de verdad como amor, usando como único argumento poesía. Insistiremos has ta el final en que ella es universal. La belleza, la calidad, la honestidad, el calor, el misterio, la creación, es palpable criatura independiente de límites, escuelas o programas. Por ello buscamos a los hombres “ismos” que digan su verdad poética honestamente, apasionadamente. Los buscaremos en todos los rincones de la tierra. Los invitaremos a penetrar en nosotros, a que nos guíen, nos ayuden a rescatar lo humano que va perdiéndose en el caos de la automatización y la impersonalidad.
No queremos adeptos incondicionales, queremos buscar entre todos la poesía de toda la tierra. Buscamos seres, no conjuntos o comparsas que han de matar la poesía cuando intentemos pensar de una manera diferente.
Todo esto es muy simple -somos retorcidamente simples- _y nuestro sueño es que no se tergiverse la simplicidad de los sueños o de las realidades que buscamos. Solamente queremos esgrimir como arma la ardiente y honesta Poesía de poetas honestos.

Océano Atlántico, enero de 1964.


Publicado en CORMORAN Y DELFIN. Año 1. viaje N 2.  Mayo de 1964

Texto de Solapa del libro Una década de testimonio y desmistificación  en la literatura Argentina Cormoran y Delfín 1963 / 1973 EDICIONES DEAD WEIGHT


ARIEL CANZANI D. nació en Buenos Aires el 15 de *octubre de 1928. Primeramente realizó estudios técnicos en una Escuela Industrial y luego ingresó en la Escuela Nacional de Náutica de la República Argentina, en la cual se recibió de Oficial de Cubierta de la Marina Mercante.
Actualmente es Capitán de Ultramar, embarcado abordo de buques mercantes, y desde hace más de 23 años navega ininterrumpidamente. Ha publicado alrededor de 20 libros de poemas, algunos de ellos traducidos a otras lenguas.
Es Director de la “Colección Cotidal” de poesía de la Editorial Losada de Buenos Aires, la cual además ha publicado sus últimos cinco libros. Fundador y Director -hasta su desaparición- de la revista internacional de poesía “CORMORAN Y DELFIN”, como así también de las “Ediciones DEAD WEIGHTW” (Ediciones CARGA MAXIMA. Ha colaborado y colabora con poemas y notas
en gran cantidad de publicaciones del mundo. Durante más de seis años -semanalmente- publicó en el diario “El Popular” de Montevideo, y en el periódico “Alberdi” de Vedia
(Argentina) sus “Notices to Mariners” (“Noticias a los que navegan”), apretado compendio de crítica e información sobre literatura mundial. Sus trabajos han sido traducidos a diversas lenguas de la tierra (italiano, portugués, francés, inglés, búlgaro, yugoslavo, griego, húngaro, etc., etc.). Es miembro del Consejo Directivo del Centro de- Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marina Mercante Argentina, organización profesional-sindical que agrupa a parte del
personal navegante argentino, y donde además tiene a su cargo la actividad cultural. Es también miembro de diversas instituciones nacionales e internacionales (V. g. “Club
de la Estampa de Buenos Aires", “Instituto Internacional de Cultura Maritima”, “Consejo Mundial de la Paz” -Comité Argentino-, etc., etc). En representación de Argentina concurrió, en mayo de 1973, a la “Reunión Consultiva de Intelectuales” realizada en Varsovia, integrando
en esa oportunidad la comisión de redacción del denominado “Llamamiento a los Intelectuales”. Es casado. Tiene dos hijos. Vive en Buenos Aires.

EDICIONES DEAD WEIGHT
Distribuidas por
Editorial LOSADA
Buenos Aires, Argentina



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