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Mostrando entradas con la etiqueta Aldo Pellegrini. Mostrar todas las entradas
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16 de septiembre de 2023

Todo te nombra, Aldo Pellegrini

Todo te nombra
 
Las trayectorias opuestas se encuentran se
abren los muslos temerosos
el amor arranca sus raíces del sueño
una nube se cierne sobre el párpado
el gran señor de la mañana dormita
La noche atraviesa el puente el carruaje
extraviado de los que despiertan se detiene
en el punto donde se acumulan los murmullos
un árbol de frío eleva su voz colérica
la mirada de la angustia despliega sus reflejos
todo te nombra
La inmovilidad del río el barquero espera
las luces acuden en socorro de la fiesta del corazón
el deseo de la mujer es un grito el coro
de las damas elegantes en la nebulosa de la dádiva
se consume el temor rueda
la despiadada cadena de los visitantes lentamente
se purifica la esclavitud los nervios abiertos
recogen las intenciones extrañas el hábito
del perseguidor la aparición
de un vago suicidio en la mañana de los lamentos
el definitivo
exterminio de los sollozos la estrella torturadora y
el mago de la alta sombra
portador de la palabra lacerante
te nombra.
 
 
Aldo Pellegrini

 

15 de septiembre de 2023

Sobre la contradicción, Aldo Pellegrini

Sobre la contradicción
 
 
Si extiendo una mano encuentro una puerta
si abro la puerta hay una mujer
entonces afirmo que existe la realidad
en el fondo de la mujer habitan fantasmas monótonos
que ocupan el lugar de las contradicciones
más allá de la puerta existe la calle
y en la calle polvo, excrementos y cielo
y también ésa es la realidad
y en ésa realidad también existe el amor
buscar el amor es buscarse a sí mismo
buscarse a sí mismo es la más triste profesión
monotonía de las contradicciones
allí donde no alcanzan las leyes
en el corazón mismo de la contradicción
imperceptiblemente
extiendo la mano
y vivo.
 
 
Aldo Pellegrini

 

13 de septiembre de 2023

La valija de fuego, Aldo Pellegrini

LA VALIJA DE FUEGO
 
Que se viva, sueñe o hable
que se busque o se den las gracias
nada evita que en lo más oculto
existan pequeñas deliciosas inmundicias
siempre lugares secretos objetos invisibles, lo despreciable que se ama
borra de café, polvos, gargajos, legaña, insectos, mugre
un mondadientes usado, pústulas
flujos, náuseas, fetidez, diarreas
la embriaguez que vomita
la cómica felicidad con caries dental y callos
oh nada de esto aterroriza a los ociosos
ni a los comediantes que hacen prudentes imitaciones de la vida
agua de rosas, betún y baba
las cucarachas nos persiguen de noche y las moscas de día
todo encerrado en la famosa valija de fuego
rodeada de admirables burbujas de aire irrespirable.
Meditemos en la valija de fuego
se la usa en los infiernos despiadados
contra la nieve, contra el lirismo, contra el odio de los amigos
sólo fracasa con el frío de la muerte
busquemos en nuestra valija de fuego las suculentas podredumbres
para mezclarlas con los sombríos deseos celestes.
Retornemos a la valija de fuego
a la valija de fuego de
a la valija de fuego de madre que da a luz en el instante imprevisto
y más tarde, cuando el niño se pierde y reclama a su madre, todos lo recriminan duramente, y se da el
caso de algunos que –en el colmo de la exasperación– cortan los extremos de los tiernos dedos
infantiles y cometen otros actos de piadosa crueldad: el amor a la humanidad, frente al cual el amor
de madre debe reservarse para la valija de fuego.
Retornemos al canto de fuego repleto de los cuchicheos de los sabios que abrazan llenos de pasión a
las prostitutas
Y de los sabios que simulan dormir
Y de aquellos que mastican mañana tarde y noche
Y piensan al compás de las mandíbulas
(delicioso juego de las mandíbulas que ocultan todos los otros juegos).
Retornemos al sollozo de fuego del niño
el niño que llora perdido en la calle
y le preguntan: “¿No buscas, hermoso niño, a tu madre?”
y contesta: “No, busco a mi padre el sabio, en el interior de la ballena
atravesado por relámpagos que parecen hormigas
devorado por hormigas que parecen catedrales.”
oh hermoso niño, te llevaré a tu cálida cuna atravesando los siglos
y mediante la ciencia de los puntapiés
te arrancaré de tu sueño
para ir al encuentro de la sabiduría parricida
allí donde Edipo y sus hijos bailan cabeza abajo.
Retornemos al canto de hielo de los santos en cuclillas, saludando respetuosamente a las cadenciosas
fricciones eléctricas
las chispas eléctricas surgidas del roce de vírgenes satinadas
al compás de la inocencia que circula por las vetustas morales
el canto de hielo, el canto que congela
a las viejas cotorras que penetran contoneándose en su túnel de olvido
donde padres feroces arrasan los castillos de hadas
para arrebatar su botín de pieles y tortugas
donde harapos de piedras cuelgan del vientre de Dios
y multitud de arqueólogos se agitan incansablemente
masticando la felpa gris-perla de los pensamientos vegetales.
Retornemos a la vida fugaz del hombre inventor del fuego de la melancolía
los argumentos de la muerte se encierran también en la valija de fuego
cuando los generosos, los justos, los tenebrosos, los tristes
arrojan su timidez bastarda
y hacen explotar los vientres estériles
con filtros mágicos
con invenciones saturadas de dulzura que oprimen el pecho, sobre el cual caen mechones de cabellos
negativos desde la indescriptible altura de las ideas
inconmovibles ante toda humana razón
torrentes de lágrimas deshaciendo las inexpertas rocas del egoísmo
y todos se van
y queda un gran vacío circular
¿y a quién llama entonces al niño?
a su madre, la portadora de la valija de fuego, la primera y última
la que muestra su perenne sonrisa triunfal
la que siempre retorna
la que afronta los inmensos peligros de la moralidad
la que vibra henchida de la más pura sabiduría zoológica.
Retornemos al niño que busca juguetes multiangulares
en el centro de espacios extinguidos
a la vera de noches emboscadas, arrastrando pesadillas bituminosas
alimentado con leche de perras violadas
para alcanzar así la madurez de la inocencia
ése es el hijo terrible, el hijo impródigo, el hijo no deseado
que recorre el hilo de las conversaciones hasta hacer estallar su sensatez
que incendia las posiciones correctas de los visitantes ocasionales
audaz explorador de selvas de cacahuetes.
Retornemos a la valija de fuego de nada
donde se consumen los sensibles al fuego del tedio moral
donde se amontonan los triunfadores despanzurrados
retornemos al fuego de alejarnos
al fuego de acercarnos
mientras Dios camina incansablemente a tu lado por toda la eternidad
sin pensar en ti
heroicamente solo
humanamente solo
marchando sobre arenas siderales
donde mundos exasperados se desheredan alternativamente.
He aquí el gran espectáculo que la valija de fuego no puede contener
el espectáculo de la soledad de Dios y de su hijo el hombre
solos en la multiplicidad de lo creado
en la infinita multiplicidad
todos heroicamente solos
dios y los hombres
irritantemente heroicos.
Simulando una sonrisa
recoge tu valija de fuego extinguido
tu valija de noche abandonada por sus fantasmas
juguete inolvidable
revelador del gran secreto
con los argumentos de la muerte se puede triunfar en la vida.
 
 
Aldo Pellegrini

 

12 de septiembre de 2023

Alguien que despierta, Aldo Pellegrini

Alguien que despierta
 
Abre tus ojos de barro
tus ojos de cielo y de noche interrumpida
tus ojos de alfombra, tus ojos pisoteados
ábrete a la luz y ala sombra y a los vientos
a la sombra negra que arrojan los cuerpos.
 
Árbol de la ceguera, de las muertes,
camino de las desapariciones,
marchas hacia los ojos abiertos del tiempo
hacia el agua pura del instante que corre
cuando te detienes te tornas invisible
cuando andas te destruyes
sólo eres la sombra de la idea de ser
pero con el hueco de tu mano ves todo
por el hueco de tu mano te derramas,
cuerpo ávido de caricias de atmósferas,
mil veces impasible, mil veces tierno
pero finalmente absorbido por la nada
que corroe lentamente el agua del tiempo
 
Aldo Pellegrini


 

28 de enero de 2022

Aldo, el peregrino, Rodolfo Alonso

Aldo, el peregrino, Rodolfo Alonso
 
A la memoria de Aldo Pellegrini (1903-1973),
pionero del surrealismo en América Latina.

 
(Primer movimiento)
 
Atraído
En forma irresistible
Por la tantálica contracción de los opuestos
Y por las deslumbrantes destrucciones que desencadena
Nunca pudo abandonar la telaraña de su espíritu
Esa fascinante aventura que se parecía a la vida
A la que nunca dejó de terminar por entregarse
Buceaba en la opacidad de las palabras
A la búsqueda del momento justo
En que se imantan y desprenden de sí mismas
Un alcohol de azufre un geyser de sentido
Una signifación que se desencadena
Más rápida que cualquier cerebro humano
Más profunda que un beso
O la mirada de diamante
¿Quién se olvidaba de existir?
¿Y no le debo yo a Pessoa?
¿Todos a Lautréamont?
¿Cuántos pintores hizo ver?
¿Cuántas veces
apostó por el sueño
que nunca se termina?
 
(Segundo movimiento y final)
 
Tempranamente contagiado
Por las primeras rebeliones
De la poesía y del amor
El supo ser de los primeros
 
El supo ser de los primeros
En respirar hondo a lo ancho
Tuvo conciencia de sus límites
Sin terminar por aceptarlos
 
Ordenador de los desórdenes
De la belleza y del asombro
Supo asumir el compromiso
De organizar la confusión
 
Donde termina la palabra
En las fronteras del discurso
Sin el control de la razón
Sin el poder contra el poder
 
Despierto a solas escribía
En el desierto envuelto en llamas
Sin ahorrar contradicciones
Sin culminar y sin ceder
 
Fue camarada y fue convicto
Volvía a sentarse entre los suyos
Daba consignas daba aliento
Y nunca fue el jefe de alguien
 
Se tropezó con las palabras
En su camino a la poesía
No se propuso seducirlas
No nos quería vender nada
 
El supo ser de los primeros
Tuvo conciencia de sus límites
La poesía lo encantaba
Pero la vida fue su Fénix
 
 
 Rodolfo Alonso




 

23 de septiembre de 2020

Los poetas negros, Aldo Pellegrini


 

Los poetas negros
 
Para Artaud, el problema de la condición humana debe quedar reducido al hombre en sí, y la experiencia esencial debe llevarla cada hombre hasta sus extremas consecuencias en busca de su "naturaleza verdadera". Parecida actitud tuvieron dos poetas del grupo parasurrealista Le Grand Jeu, Daumal y Gilbert-Lecomte. Los tres conformarían una tendencia que suele ser designada con el nombre de poesía negra. A ellos debe agregarse el poeta Jean Pierre Duprey, de la última generación surrealista.
¿Por qué una experiencia tan definidamente metafísica debe ser dada por la poesía? Porque sólo la poesía puede ofrecer, según Daumal, el conocimiento como experiencia total del ser. El conocimiento racional representa la anulación del hombre como ser.
Daumal busca -usando sus propias palabras- "la simplicidad central de mi realidad desnuda". Pareciera como si el secreto del yo profundo y esencial (no hablo, por supuesto, de los decorados psicoanalíticos) fuera guardado por demonios destructores, y el audaz que levanta el velo de ese lugar donde reside lo divino del hombre, corriera todos los riesgos del aniquilamiento. Esa búsqueda angustiosa del yo esencial llevaría a todos los poetas de tendencia negra al aniquilamiento físico: a Daumal, a través de la experiencia Gurdjieff, a Gilbert-Lecomte por el camino de las drogas; a Artaud, quien por las drogas y la intolerable tensión interior desembocaría en la locura; a Duprey, que por un proceso de angustioso desdoblamiento del yo, terminaría en el suicidio.
 
Es natural que, quienes tanto pretendieron de la palabra tu-vieran que decir como Daumal: "La poesía en nuestros días está hecha de desvergonzada mistificación". En estos poetas la poesía pierde (como aclara el mismo Daumal en su prefacio a Le Contre-Ciel) su calidad de canto para acercarse al grito.
Artaud es el ejemplo impar del vertiginoso descenso en las profundidades del yo que preconizaba Breton, En este sentido fue, sin duda, el que llevó el surrealismo a sus consecuencias extremas. Toda su obra es una torturada acusación contra el mundo.
En una de sus cartas a Jacques Riviére afirma: "Yo puedo decir verdaderamente que no estoy en el mundo, y esto no es una mera actitud espiritual". Su vida se desarrolló como en un planeta aparte, el planeta de su yo subterráneo, azotado por tempestades y cataclismos psíquicos. Como dice Gaétan Picon, la obra de Artaud simboliza el rechazo físico y metafísico de la condición humana tal cual se da en la vida corriente. Encarna el drama de alguien que pretendió la autenticidad total. En uno de sus textos dice: "¿Y para qué ojos cuando todavía falta inventar lo que hay que mirar?". Pueden dar idea de su preocupación por la esencialidad, textos como el siguiente, extraído de "Fragmentos de un diario del infierno": "Yo no trabajo en la dimensión de un dominio cualquiera. Yo trabajo en la única duración".
Su amigo y discípulo Arthur Adamov dice acertadamente so-bre su obra que "escapa a todo sistema habitual de crítica". Obra que reúne lo poético, la confesión, la protesta, el humor, los espasmos de dolor, el grito y la injuria, y al mismo tiempo niega todos esos elementos. Artaud es un verdadero iluminador del espíritu del hombre y, en cierto sentido, un redentor.
En su manifiesto "En plena noche" en el que plantea su posición después de su separación del grupo surrealista, explica:
"Se trata de ese desplazamiento del centro espiritual del mundo, de esa desnivelación de las apariencias, de esa transformación de lo posible que el surrealismo debía contribuir a provocar. El surrealismo fue para mí una nueva especie de magia".
La elocuencia de la desesperación pura, la palabra mordisco, la palabra grito son los instrumentos de Artaud en su lucha contra los límites de! hombre. El primer límite que encuentra es su propio cuerpo, y para quienes se preguntan qué sentido tiene e! alma, Artaud comienza por preguntarse qué sentido tiene el cuerpo. Al extremar su contacto con ese oscuro mundo de las esencias aparece un vacío aterrador y detrás de él la locura.
Gilbert-Lecomte buscó en la droga el remedio para el escándalo de "ser y estar limitado sin conocimiento de sí mismo". Es un verdadero místico del abismo y su poesía surge de una desesperada exploración en esa noche impenetrable que envuelve el destino del hombre.
En Duprey la interrogación sobre sí mismo adquiere la forma de un angustioso desdoblamiento. Se entabla un doloroso e in-terminable diálogo entre el yo actuante y el yo testigo que hace surgir negras imágenes en una infinita y torturante pesadilla, que sólo puede encontrar salida en la propia destrucción.
Ésta es la visión panorámica de un movimiento que intentó luchar en pro del hombre a secas, es decir por todo hombre individual y concreto; que ha tratado de mostrar (a veces con el heroico sacrificio de algunos de sus militantes) el camino de la verdadera naturaleza de ese hombre. Un movimiento que ha sabido denunciar a todos aquellos que en el pasado y en el presente han pretendido ampulosamente salvar a la humanidad, sacrificando el destino y las aspiraciones de ese hombre concreto. Para esa lucha usó un arma cuyo verdadero poder todavía desconocemos: la poesía. La poesía cuyos dos componentes activos, la libertad y el amor, son los mismos que configuran la vida integral del hombre.
 
 
Aldo Pellegrini

22 de septiembre de 2020

Los poetas de lo maravilloso, Aldo Pellegrini


 

Los poetas de lo maravilloso
 
Char, que considera a la poesía "un entendimiento con lo inesperado" ha establecido una verdadera retórica del misterio. Su poesía, trabajada con verdadera artesanía, no deja de traslucir a la larga el artificio. Pero, por desgracia, hay que sospechar que es este artificio el que, precisamente, lo hace tan digerible para el paladar de quienes buscan que la poesía sea bella sin contener ningún secreto ingrediente destructor.
A Blanchard, la realidad le ofrece el material para su gran fiesta poética ("Es la fiesta y lo ignoráis" lleva por título uno de sus libros). Su poesía es una fiesta donde lo real se metamorfosea mediante imágenes que se desplazan imperceptiblemente según un mecanismo de sortilegio. La de Blanchard es, como ninguna, la poesía de la soledad que trata de romper sus murallas. Murallas de niebla que nos separan y nos aíslan y que se resquebrajan al conjuro de una poesía mágica. Alcanza esa embriaguez de luminosidad a la que aspira la lámpara nocturna de la poesía. Pero en Blanchard la poesía es también reveladora de los valores éticos; y entonces dice: "La vida sin esperanza es la más digna", y lo es en la medida en que la esperanza en-vuelve una impura idea de conquista. Blanchard entiende que es necesario amar la soledad para poder amar al hombre. En ese amargo principio ascético descansa toda su poesía.
Schehadé aporta una poesía de transparencia sin igual en la que imágenes sutiles se estremecen como bajo un agua cristalina. "El que sueña se mezcla con el aire" dice el poeta; este sentido de la evanescencia de todo envuelve un mundo poético que encierra la nostalgia, la pureza y la tenuidad de lo lejano.
Malcolm de Chazal irrumpe en las letras francesas con una obra extraña que participa a la vez del aforismo y del texto automático, y cuya intención nos revela él mismo en una carta a Paulhan (Ver "Critique".  T.  IV,            NQ  20, 1948.). "La literatura no es un fin para mí, sino un medio. Por eso la hago lo más exigua posible a fin de que no me moleste. No hago literatura: lo que hago es contar la vida". En esta cita se descubren dos características surrealistas: el desprecio por la literatura como arte y el acento puesto sobre la vida. Este acento sobre la vida tiene en Chazal un enfoque muy particular. La vida consiste para él, en un diálogo con los objetos que nos rodean, diálogo, no intelectual, sino constituido por un cúmulo de sensaciones ininterrumpidas. Los estímulos parten del mundo objetivo, se reflejan en nosotros y retornan a él transfigurados. Hay en Chazal una verdadera exasperación de la percepción, quizás parecida a la que determinan algunas drogas (la mezcalina y el ácido lisérgico). Acaba así por darnos una visión mágica del mundo como unidad, descubierta al ahondar y entregarnos totalmente a las innumerables sensaciones a través de las cuales lo percibimos.
Para Leiris la poesía debe ser un riesgo, una aventura en la que el hombre se compromete a sí mismo y a su destino. Como ejemplo de este objetivo Leiris nos ha ofrecido la desnuda y cruel confesión de su libro autobiográfico: "Edad de hombre". Su poesía, rica en imágenes deslumbradoras, nos acerca a un mágico universo de irisaciones donde impera el angustioso ángel de lo erótico.
 
Aragon vivió apasionadamente el surrealismo, que para él tuvo, ante todo, un significado de revuelta. Su pasión no fue nunca el mundo del espíritu, lo sedujo siempre el mundo exterior. Para él, como lo dice en "El paisano de París", "no hay poesía sino de lo concreto" y "no hay conocimiento sino de lo particular". Tenía un agudo sentido para descubrir lo maravilloso en lo cotidiano. Violencia agresiva hacia una sociedad frustradora y conciencia de lo maravilloso que nos rodea, constituyen la esencia de su poesía, en su período surrealista.
 
 
Aldo Pellegrini
 

21 de septiembre de 2020

Los poetas del humor, Aldo Pellegrini


 

Los poetas del humor
 
Entre los poetas del humor surrealista se encuentran aquellos. (que conservaron en su mayor pureza el espíritu Dada: Picabia y Duchamp, El libro de Picabia Rateliers platoniques (Dentaduras platónicas) está formado por textos automáticos avant la lettre. Picabia personificó el espíritu de aventura. Pero esa aventura encierra un contenido negador y disconformista. En un texto que califica de "explicaciones antimísticas" expresa lo siguiente: "Mi pensamiento me dice dónde me encuentro pero. no me dice adónde voy", y luego agrega: "La ignorancia del porvenir es mi vida, mi vida que no puede vivir por anticipaciones. Soy el éxito del fracaso." En otro lugar dice: "La única alegría es vivir". Así Picabia amó por encima de toda la vida. Esa alegría de vivir significa para él, empujado por su disconformismo esencial, una aventura siempre renovada hacia lo imprevisto.
Tanto Picabia como Duchamp utilizan un curioso mecanismo de desplazamiento de las significaciones para crear una perturbación en el sistema de valoraciones del espectador-lector.
El humor de Duchamp representa todo un sistema filosófico a través del cual hace una crítica a los ritos de la ciencia, a la falsa seguridad del mundo que nos rodea.
Duchamp, aunque escribió poco, ejerció una gran influencia que todavía se mantiene. Inicia un tipo de humor que se complace en lo absurdo al que llama: "ironismo de afirmación", por oposición al ironismo negador que sólo intenta provocar risa. Para Ducharnp la cuestión de la realidad en sus relaciones con la posibilidad es gran fuente de angustias, lo que resuelve en su conocida frase: "La realidad posible se obtiene distendiendo Un poco las leyes físicas y químicas".
Para Arp la poesía es un reencuentro del hombre con la inocencia original. La línea sobria y pura de su poesía es para-lela a la de su plástica. Mediante una extrema simplicidad de elementos obtiene una poesía de sin igual originalidad. El suyo es un mundo sin atmósfera, un mundo absoluta y concreta-mente mágico. Un mundo sin dolor. Su humor, de una transparencia cristalina, adquiere la calidad corrosiva del agua regia en cuyo contacto la realidad convencional se disuelve. Arp llega así, por la utilización de imágenes superconcretas, a la destrucción de lo concreto.
Prévert constituye un  fenómeno  especial dentro de la poesía.
Parece  dominarlo un espíritu funambulesco en el que a ratos Dada se mezcla con Jarry. Pero no hay poesía que tenga más dirección y sentido que la suya. Adquiere un tono violento, casi de profeta acusador cuando censura, o llega al más depurado lirismo cuando demuestra su amor por las cosas o su inmensa ternura por los seres simples, por los humildes. Ha tratado de que su poesía sea accesible al pueblo mediante el empleo de un lenguaje simple, de frases de uso cotidiano, de lugares comunes que exalta a la dignidad de elementos poéticos, a través de los cuales surgen sin esfuerzo las imágenes, organizadas con curiosa musicalidad. Logra que las imágenes más sorprendentes, que lo absurdo mismo, se incorporen con la mayor naturalidad a ese lenguaje aparentemente sencillo, con un sentido directo de lo burlesco, que tiene a ratos algo de la ternura chapliniana. Recorre así sin esfuerzo la gama que va desde el escarnio violento, agresivo, brutal, mediante el cual denuncia a la sociedad toda, con sus instituciones y creencias, como en los famosos poemas: Diner de tetes y La crosse en l'air ("Cena de grandes cabezas" y "El báculo en el aire") hasta la ternura y ligereza de algunos poemas que adquieren el ritmo de canciones y se cantan por toda Francia.
Prévert se define a sí mismo: "Yo estoy con un pie en la orilla derecha, otro en la izquierda y el tercero hacia el trasero de los imbéciles". Así se aclara la posición de un poeta excepcional (Georges Bataille lo considera el mayor poeta de Francia en este momento) que ha sabido unir lo grotesco, lo absurdo, lo fantástico y lo trivial, que ha sabido dosificar lo poético y lo antipoético en una poesía auténtica y original, la cual tiene, además, una evidente acción antiséptica sobre la poesía contemporánea y resulta altamente aleccionadora frente a cierto lirismo modernizante en uso.
En la línea de la antiliteratura es Queneau quien adopta la posición extrema. Su poesía utiliza fundamentalmente elementos antipoéticos. Se podría decir que llega a lo poético mediante la acentuación de lo prosaico y la destilación del humor. Por el empleo del lenguaje vivo de la calle, de juegos de palabras, expresiones ambiguas o de doble sentido, logra una poesía en la línea de ]arry, antirretórica, desenfadada, burlesca, en la que naufragan todos los sistemas estéticos, y desde la cual los ojos acerados del humor contemplan los esfuerzos del hombre por dar dignidad a su inútil tarea.
Dalí aportó al surrealismo su método paranoico-critico de creación artística que consiste esencialmente en una organización racional e interpretativa de las asociaciones delirantes. En realidad ha hecho del ingenio fácil, de la boutade, de las actitudes exhibicionistas, un modo de reanimar una técnica pictórica o poética de raíz académica y convencional. Su humor es simple-mente una pose elegante y tiene la misma blandura de sus famosos relojes. Su verdadera profesión de fe fue siempre el exhibicionismo, que usó hábilmente en función publicitaria. Supo reemplazar la agresividad revolucionaria del surrealismo por la simple bufonada, con lo que logró la aprobación de los snobs, a quienes ofreció un surrealismo sin complicaciones perturbado, ras, que tenía las características amables de un manjar exótico. Para mucha gente el surrealismo se resume en Dalí. Lo cierto es que para el surrealismo constituyó un error haber cobijado y exaltado una actitud epidérmica y un tipo de humorada intrascendente.
 
 
 
Aldo Pellegrini

 

20 de septiembre de 2020

Los poetas de la exaltación lírica, Aldo Pellegrini




Los poetas de la exaltación lírica
 
Dentro del surrealismo Eluard representa la tendencia más puramente lírica. Su mundo poético expresa un cúmulo de sue-ños flotando entre los extremos del amor y de la soledad. La única realidad a la que reconoce validez es el amor. Todo lo existente le parece al poeta como una realidad degradada de la que sólo nos salva el amor. Así dice en "Prohibición de saber"; "El amor está en el mundo para olvidar al mundo", y en "La capital del dolor", agrega: "Una mujer es más bella que el mundo en que vivo". El amor, para Eluard, no deja de ser ante todo acto físico, "vida inmediata", según la expresión del poeta, pero desde allí lo eleva hasta un significado metafísico. En la metafísica poética de Eluard el amor se concibe como único contacto posible del yo con el mundo del no-yo, con la totalidad del universo. Fuera del amor, al hombre sólo lo espera la angustia de la soledad y el desamparo en un mundo hostil.               
La poesía de Eluard tiene la transparencia resplandeciente del cristal que nos sorprende con riquezas deslumbradoras, algo así como si de pronto se iluminaran las profundidades submarinas y nos dejaran ver un mundo maravilloso. Así lo sugiere él en su libro "La vida inmediata" donde nos habla de "tinieblas abis-males todas tendidas hacia una confusión deslumbrante". Pero su poesía no es confusión; tiene el misterio y la perfección de las substancias cristalizadas.
Se ha dicho de Eluard que por el hecho de ser poeta puro se apartaba del surrealismo, Sin embargo nadie mejor que él supo en determinado momen
to condensar del modo más preciso y más alto los tres fundamentos del surrealismo: el amor, la poesía y la libertad. Durante la resistencia francesa, Eluard vivió intensamente una experiencia de fraternidad y de sacrificio. Desde entonces quiso que sus dones poéticos sirvieran para tender un lazo de comunión entre los hombres. Su obra se hizo en parte militante. Pero hay que destacar que fue el poeta que menos perdió con el cambio de frente. Todavía nos dio obras de límpida pureza, de fluir poético, como "Poesía ininterrumpida". Sin embargo sus libros máximos son los del período surrealista desde 1924 hasta 1938: "Morir de no morir", "La capital del dolor", "Prohibición de saber", "El amor la poesía", "La vida inmediata", "La rosa pública", "Los ojos fértiles".
Desnos fue uno de los poetas más dotados del surrealismo. Se contó entre los primeros y más brillantes creadores de producciones verbales en trance mediúmnico. Mediante este procedimiento escribió la serie de textos duchampianos que tituló "Rrose Sélavy" en homenaje a su inspirador. Su poesía pasó de los torrentes de imágenes del automatismo a los magníficos poemas de amor de la serie "A la misteriosa", de "La noche de las noches sin amor", al texto erótico-onírico de "La libertad o el amor", a las canciones de tono popular, al humor violento. Supo tocar todas las cuerdas de la poesía, siempre con la misma perfección. Encontró el verdadero secreto de una "poesía delirante y lúcida", para usar la definición que él mismo dio en 1942 de la poesía ideal. La obsesión del amor y de la muerte frecuentan su obra. En 1924 publicó en la "Revue Européenne" la siguiente declaración sobre sí mismo: "No creo en Dios, pero tengo el sentido del infinito. Nadie tiene el espíritu más religioso que yo". Desnos trató el amor y la poesía con la exaltación y el fervor de una religión.
Podría definirse a Soupault como un  espíritu en busca  de  lo insólito.  El  mismo  definió  a  lo  insólito  como  "aquello  que  es verda
dero en este mundo donde todo es falso, convencional ... " Buscó lo insólito,  primero en el mundo de lo cotidiano, luego -viajero infatigable- en un permanente desplazamiento a través de países diversos. Sus ojos estuvieron siempre alerta para 10 maravilloso. Su poesía de alto refinamiento alcanza un tono particular de sinceridad y nobleza, un contacto sorprendente con la emoción. Potencialmente, sólo podría satisfacerle su pérdida definitiva, entendida como aproximación al infinito. Su inquietud permanente unida a un excesivo diletantismo le hizo perder quizás, la posibilidad de esa experiencia hacia el infinito que hubiera podido esperarse de él.
 
 
 
Aldo Pellegrini


 

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