Quiero explicar que todos los post que fueron subidos al blog están disponibles a pesar de que no se muestren o se encuentren en la pagina principal. Para buscarlos pueden hacerlo por intermedio de la sección archivo del blog ahi los encuentran por año y meses respectivamente. también por “etiquetas” o "categorías de textos publicados", o bajando por la pagina hasta llegar al último texto que se ve y a la derecha donde dice ENTRADAS ANTIGUAS (Cargar más entradas) dar click ahí y se cargaran un grupo más de entradas. Repetir la operación sucesivamente hasta llegar al primer archivo subido.

INSTRUCCIONES PARA NAVEGAR EN EL BLOG:

El blog tiene más contenidos de los que muestra en su pantalla inicial al abrir la página. En la pantalla principal usted vera 5 entradas o posteos o publicaciones. Al llegar a la última que se muestra puede clickear donde dice ENTRADAS ANTIGUAS verá las 5 entradas, posteos o publicaciones anteriores. Puede seguir así y llegará hasta la primera publicación del blog. A la izquierda en la barra lateral (Sidebar) Usted verá el menú ETIQUETAS. Ahí están ubicadas las categorías de los textos publicados, si usted quiere ver poemas de un determinado autor, busca su nombre, clickea ahí y se le abrirán los trabajos de ese autor, Si no le mostró todo lo referido a esa categoría al llegar al final encontrará que dice ENTRADAS MAS RECIENTES, PÁGINA PRINCIPAL Y ENTRADAS ANTIGUAS. Debe clickear en ENTRADAS ANTIGUAS y le seguirá mostrando mas entradas o post con respecto al tema que busca. A la derecha , se encuentra un BUSCADOR, usted puede ingresar ahí el nombre del poema, o texto, o un verso, o autor que busque y le mostrará en la página principal el material que tenga el blog referido a su búsqueda. Debajo del Buscador del Blog encontramos el Menú ARCHIVO DEL BLOG en el cual se muestran los Títulos de las entradas o textos publicados del mes en curso, como así también una pestaña con los meses anteriores en la cual si usted clickea en ella verá los títulos de las entradas publicadas en determinado mes, si le da clic verá dicha entrada y asi año por año y mes por mes. Puede dejar comentarios en cada entrada del blog clickeando en COMENTARIOS al final de cada entrada. El blog es actualizado periodicamente, pudiendo encontrar nuevos textos, fotografías, poemas, videos, imágenes etc...

Gracias por visitar este lugar.




30 de agosto de 2017

Empédocles, Supuesto dios, Marcel Schwob

EMPÉDOCLES

Supuesto dios

Nadie conoce su origen ni cómo llegó a la tierra. Apareció junto a las orillas doradas del río Acragas, en la hermosa ciudad de Agrigento, poco después de que Jerjes hiciera azotar al mar con cadenas. La tradición sólo cuenta que su abuelo se llamaba Empédocles: nadie lo conoció, De eso se desprende, evidentemente, que era hijo de sí mismo, tal como corresponde a un Dios. Pero sus discípulos aseguran que antes de que recorriera gloriosamente la campiña de Sicilia había vivido cuatro veces en el mundo, y que había sido planta, pez, pájaro y doncella. Llevaba un manto púrpura sobre el cual caían sus largos cabellos, una franja de oro le ceñía la cabeza, calzaba sandalias de bronce y jugaba con guirnaldas trenzadas de lana y de laurel.
Por el contacto de sus manos curaba a los enfermos y recitaba versos al modo homérico, con pomposo acento, subido a un carro y mirando al cielo. La muchedumbre lo seguía y se prosternaba delante de él para escuchar sus poemas.
Bajo el cielo puro que ilumina los trigales, de todas partes venían los hombres para ver a Empédocles, con los brazos cargados de ofrendas. Empédocles los dejaba boquiabiertos al cantarles la bóveda divina, hecha de cristal, la masa de fuego que llamamos sol, y el amor que todo lo contiene, parecido a una vasta esfera.
Todos los seres, decía, no son más que trozos desprendidos de esa esfera de amor donde el odio se insinúa. Y lo que llamamos amor es deseo de unirnos y fundirnos y confundirnos, como lo estábamos antes, en el seno del dios globular que la discordia ha roto. Invocaba el día en que la esfera divina habría de hincharse, después que las almas hubiesen pasado por todas las transformaciones. Pues el mundo que conocemos es obra del odio, y su disolución será obra del amor. Así cantaba a través de las ciudades y los campos, mientras sus sandalias de bronce llegadas de Laconia resonaban a sus pies, y ante él sonaban címbalos. Mientras tanto, de la boca del Etna surgía una columna de humo negro que echaba su sombra sopre Sicilia.
Semejante a un rey del cielo, Empédocles andaba envuelto en púrpura y ceñido en oro, mientras los pitagóricos llevaban delgadas túnicas de lino y zapatos hechos de papiro. Decían que sabía hacer desaparecer las legañas, disolver los tumores y aplacar los dolores de las extremidades. Le suplicaban qué acabara con las lluvias o los huracanes. Conjuró las tempestades en un círculo de colinas; en Selinonte expulsó la fiebre desviando dos ríos en el lecho de un tercero, y los habitantes de Selinonte lo adoraron y le levantaron un templo y acuñaron medallas en las que su efigie se confrontaba con la efigie de Apolo.
Otros pretenden que fue adivino, instruido por los magos de Persia, y que dominaba la nigromancia y la ciencia de las hierbas que hacen enloquecer. Un día en que cenaba en casa de Anquitos, un hombre furioso se precipitó en la sala, blandiendo una espada. Empédocles se irguió, extendió un brazo y cantó los versos de Hornero sobre la nepenta que provoca insensibilidad. En seguida la fuerza de la nepenta dominó al furioso, que quedó inmóvil, con la espada alzada como si hubiese bebido el dulce veneno mezclado en el vino espumoso de una crátera.
Los enfermos dejaban las ciudades para buscarlo, y lo rodeaba una multitud de miserables, a los cuales se sumaron mujeres, que le besaban los bordes de su precioso manto. Una de ellas se llamaba Panthera, hija de un noble de Agrigento. Estaba destinada a Artemisa, pero huyó lejos de la fría estatua de la diosa y consagró su virginidad a Empédocles. Nadie vio signos de amor, pues Empédocles preservaba una insensibilidad divina. Profería sus palabras en metro épico y en dialecto jonio, si bien el pueblo y sus fieles sólo se valían del dorio. Todos sus gestos eran sagrados. Cuando se acercaba a los hombres era para bendecirlos o para curarlos. Casi siempre permanecía en silencio. Ninguno de aquellos que lo seguían llegó a sorprenderlo dormido. Se lo vio siempre majestuoso.
Panthea se vestía de lana fina y oro. Arreglaba sus cabellos según el estilo magnífico de Agrigento, donde la vida transcurría ociosamente. Una almilla roja le sostenía los senos, Y la suela de sus sandalias era perfumada. Por lo demás, era hermosa y muy alta, y de color muy deseable. Resulta imposible afirmar que Empédocles la amara, pero tuvo piedad de ella. En efecto, el viento de Asia engendró la peste en los campos sicilianos. Muchos hombres fueron alcanzados por los negros dedos de la peste. Hasta los cadáveres de las bestias cubrían los lindes de las praderas, y se veían ovejas desolladas, muertas con el hocico abierto hacia el cielo y las costillas al aire. Y Panthea languideció a causa de esta enfermedad. Cayó a los pies de Empédocles y dejó de respirar. Aquellos que la rodeaban sostuvieron su cuerpo rígido y lo bañaron en vino y aromas. Desataron la almilla roja que apretaba sus pechos jóvenes y la envolvieron con vendas. y le sujetaron la boca entreabierta con una cuerda, y sus ojos hundidos ya no veían la luz.
Empédocles la miró, se desató la banda de oro que le ceñía la frente y se la impuso. Sobre los senos le colocó la guirnalda de laurel profético, cantó versos desconocidos sobre la migración de las almas y tres veces le ordenó levantarse y caminar. La muchedumbre estaba aterrorizada. Al tercer llamado Panthea salió del reino de las sombras, y su cuerpo se animó y se irguió sobre sus pies, envuelto en las vendas funerarias. Y el pueblo comprobó que Empédocles sabía invocar a. los muertos.
Pisiánates, padre de Panthea, vino a adorar al nuevo dios. Se tendieron mesas bajo los árboles de su predio a fin de ofrecerle libaciones. A ambos lados de Empédocles unos esclavos sostenían grandes antorchas.
Al igual que en los misterios, los heraldos proclamaron el silencio solemne. súbitamente, en la tercera vigilia, las antorchas se apagaron y la noche envolvió a los adoradores. Se oyó una voz fuerte que exclamó:”¡Empédocles!". y cuando se hizo la luz, Empédocles había desaparecido. Los hombres no volvieron a verlo.
Un esclavo contó lleno de espanto que había visto un dardo rojo surcando las tinieblas hacia la cima del Etna. Los fieles ascendieron la falda estéril de la montaña a la triste luz del amanecer. El cráter del volcán vomitaba un haz de llamas. Sobre el brocal poroso de lava que circunda el abismo ardiente se encontró una sandalia de bronce retorcida por el fuego.



Marcel Schwob de Vidas imaginarias (1896)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Etiquetas

Videos (227) Osvaldo Guevara (111) Jose Luis Colombini (106) Café Literario Traslasierra (90) Rafael Horacio López (86) Aldo Luis Novelli (75) Antonio Esteban Agüero (65) Claudio Suarez (65) Alejandro Nicotra (64) Roberto Jorge Santoro (64) Juan L. Ortiz (59) Baldomero Fernández Moreno (50) Oscar Guiñazú Alvarez (50) Gianni Siccardi (49) Vicente Huidobro (49) Olga Orozco (48) Aldo Pellegrini (47) Elvio Romero (47) Enrique Lihn (47) Jorge Teillier (46) Gloria Fuertes (45) Felipe Angellotti (44) Circe Maia (41) Hermann Hesse (41) Fernando Pessoa (36) Rodolfo Alonso (35) Vicente Aleixandre (35) Horacio Castillo (34) Gonzalo Rojas (33) Alejandra Pizarnik (32) Miguel Ortiz (32) César Vallejo (29) Raúl Gustavo Aguirre (29) Rodolfo Godino (29) Alberto Luis Ponzo (28) Anton Chejov (28) Daniel Conn (28) Marco Denevi (27) Octavio Paz (27) Gabriela Bayarri (26) Jorge Ariel Madrazo (26) Théophile Gautier (26) Alberto Girri (25) Carlos Garro Aguilar (25) Edgar Bayley (25) Jacques Sternberg (25) Jaime Saenz (25) Leónidas Lamborghini (25) Orfila Bardesio (24) Leopoldo Marechal (23) H. P. Lovecraft (22) Poetas Chinos (22) William Carlos Williams (22) Carlos Castaneda (21) Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento (21) Horacio Preler (21) Leandro Calle (21) Leopoldo "Teuco" Castilla (21) O. Henry (21) Sandro Penna (21) Sandro Tedeschi (21) Witold Gombrowicz (21) Julio Bepré (20) Mario Torres (20) Nicanor Parra (20) Cesar Moro (19) Francisco Madariaga (19) María Meleck Vivanco (19) Vicente Luy (19) Omar Yubiaceca (Jorge Omar Altamirano) (17) Jorge Luis Carranza (16) Teresa Gómez Atala (16) Ariel Canzani (15) Manuel Mujica Laínez (15) Marcelo Dughetti (15) Ana Cristina Cesar (14) Carlos Drummond de Andrade (14) Isidoro Blaisten (14) Karen Alkalay-Gut (14) Manuel López Ares (14) Mircea Eliade (14) Nestor Perlongher (14) Raymond Carver (14) Richard Aldington (14) Spencer Holst (14) Alaide Foppa (13) Anne Waldman (13) Antonin Artaud (13) Charles Baudelaire (13) José B. Adolph (13) Lawrence Ferlinghetti (13) Marcel Schwob (13) Miguel Angel Bustos (13) Ricardo Rubio (13) Sam Shepard (13) Teresa Wilms Montt (13) Cecilia Meireles (12) Ernesto Cardenal (12) Jose Emilio Pacheco (12) Rainer María Rilke (12) Laura López Morales (11) Música (11) Rodolfo Edwards (10) Carlos Bousoño (9) Victor Saturni (9) Adrian Salagre (8) Eugenio Mandrini (8) Federico Garcia Lorca (8) Horacio Goslino (8) Inés Arredondo (8) José María Castellano (8) Juan Jacobo Bajarlia (8) Julio Requena (8) Roque Dalton (8) Allen Ginsberg (7) Andres Utello (7) Antonio Porchia (7) Basho (7) Carlos Oquendo de Amat (7) Charles Simic (7) Conde de Lautréamont (7) Francisco Rodríguez Criado (7) Gaspar Pio del Corro (7) Gerardo Coria (7) Gianni Rodari (7) Hans Magnus Enzensberger (7) Leonard Cohen (7) Li Bai (7) Li Po (7) Litai Po (7) Lope de Vega (7) Norah Lange (7) Oliverio Girondo (7) Pedro Serazzi Ahumada (7) Robert Frost (7) Eduardo Galeano (6) Gregory Corso (6) John Forbes (6) Revista El Gato del Espejo (6) Torquato Tasso (6) Victoria Colombini Lauricella (6) William Shand (6) Círculo de Narradores de Traslasierra “ Paso del Leon” (5) Hugo Mujica (5) Jorge Luis Borges (4) Leopoldo Lugones (4) Eduardo "Lalo" Argüello (3) Encuentro Internacional de Poetas "Oscar Guiñazù Alvarez (3) Roberto Bolaño (3) Tomas Barna (3) Pablo Anadón (2) Pablo Neruda (2) Ricardo Di Mario (2) Rubén Darío (2) Susana Miranda (2) Walter Ruleman Perez (2) Antonio Machado (1) Beatriz Tombeur (1) Eduardo Fracchia (1) Enrique Banchs (1) Enrique Molina (1) Ernesto Sábato (1) Jose Caribaux (1) Juan Gelman (1) Julio Cortázar (1) Mario Pacho O Donnell (1) Ricardo Piglia (1) Victoria Ocampo (1)